Sunday, June 05, 2016

Instrucciones para criar un cenzontle



Mi abuela, doña María Trevizo, cultivaba una extraña devoción por la crianza de cenzontles, “chontes” como se les dice por aquí, y según recuerdo todo el tiempo había uno en su casa, allá en santa Isabel.  El sitio  regularmente estaba inundado de los cantos del  ave, lo cual era motivo de conversación y elogios de las visitas.
–María, pero cómo canta bonito tu chonte, se escucha desde que viene una dando vuelta por la esquina de Balbina—decía la Tía Lázara y soltaba una retahíla  de carcajadas de puro gusto, a lo que el ave respondía imitando las risotadas  y aquello se convertía en un concierto musical de varios decibeles.
Se cuentan historias graciosas, como lo que sucedió durante una crecida del río en que mis abuelos, ya ancianos, recibieron la instrucción de desalojar ante el peligro de  inundación. Un primo fue por ellos pero mi abuelo, terco como él solo, se negaba a dejar el hogar y la abuela no tenía corazón para dejarlo. El primo regresó a Chihuahua con el cenzontle en su jaula como único pasajero, su dueña decidió ponerlo a salvo en primer orden.
El cenzontle es un ave sorprendente, su nombre se origina del  náhuatl y significa “pájaro de las cuatrocientas voces” en alusión a la maravillosa multiplicidad de su  canto. Para los antiguos nahuas, el cuatrocientos representa el número infinito, así pues la  variación absoluta  del canto del cenzontle es incalculable debido a su capacidad de imitación. Cada cenzontle imitará cantos y ruidos de su entorno. No es extraño que ladren, maúllen o reproduzcan el canto de otras aves, risas de humanos, gritos, máquinas y todo lo que posea notas musicales. Bach habría palidecido ante el barroquismo y magnificencia del canto de  esta ave.
Los cenzontles fueron sumamente apreciados por los antiguos. Una hermosa leyenda purépecha dice que cuando  Nana-Kuerari (diosa de la Tierra) estaba esperando un hijo, quedó fascinada por el canto del cenzontle. Nana-Kuerari pintaba miles de colores a las aves de la Tierra, mientras el cenzontle posado en su hombro cantaba. Como este quedó al final del ejercicio, y la pintura se había terminado ya, entonces la diosa lo premió con 4 voces adicionales para que cantara también a los dioses del aire (Tariatacha) y el agua (Tiripime-jhuarencha).
Con frecuencia se le menciona en mitos, relatos, canciones  y textos poéticos,  como los versos del rey poeta Netzahualcoyotl  “Amo el canto del cenzontle, pájaro de cuatrocientas voces; amo el color del jade y el enervante perfume de las flores; pero amo más a mi hermano el hombre”, que aparece hoy en los billetes de  cien pesos.
El canto del cenzontle,  o chonte, despierta admiración  y la tradición de tenerlos en cautiverio se mantiene vigente  junto con la de criar canarios, periquitos australianos, loros,  gorriones, clarines y otras aves canoras, tan del afecto de las abuelitas. Si bien sigue  habiendo personas que gustan de mantener esta tradición, cada vez se pierden más los misteriosos saberes  que deben poseer quienes se dediquen a esta actividad.
Mi madre heredó la devoción de la abuela, así que  me consta de los extremos cuidados que deben recibir estas aves para mantenerse en buen estado de salud y talante, indispensables para que su canto sea prolijo.
He aquí las instrucciones de mis ancestras para bien criar un cenzontle en cautiverio:
1. Los cenzontles solo se reproducen en libertad, si se desea tener uno en casa se le captura valiéndose de trampas. Verse atrapado le puede ocasionar un gran disgusto y morir del susto o del enojo.  También hay quien acecha los nidos y los atrapa siendo todavía polluelos, pero estos tienen muchas menos probabilidades de sobrevivir. En casa tuvimos uno que llegó jovenzuelo, todavía no comía solo y le dábamos directamente en el pico con un dedo la purina para pollos remojada. El pobre animalito llegó a creer que éramos sus padres, cada que pasaba alguno cerca de la jaula pillaba y abría el pico pidiendo comida.
2.- Solo cantan los machos. Hembras y machos son muy parecidos, si acaso las hembras son un poco más esbeltas pero no gran cosa, confundirlos es frecuente y pueden pasar meses antes de percatarse de la confusión.
3. Son territorialistas y de alas y cola  muy  grandes en proporción a su cuerpecito, de ahí que necesitan jaulas de buenas dimensiones que les permitan extenderse a sus anchas, pero sobre todo no estar cerca de otro cenzontle macho porque se vuelven locos del disgusto y de tanto aletear. Incluso a veces se abalanzan sobre los humanos extraños que se acercan a la jaula.
4. La jaula debe asearse todos los días.  
5. Renovar el agua diariamente; les agrada bañarse por lo que es conveniente ponerles  dos o más recipientes con agua, uno para el baño y otro para beber.
6. La comida debe ser completa en nutrientes. Mi abuela en sus tiempos les daba una mezcla de masa o mazeca con chile molido revuelto con moscos secos y distintas frutas, moras, bayas, tomate. De pronto el abuelo llegaba con algunos chapulines los soltaba dentro de la jaula. Mi madre ahora les da purina y mosco, sin que les falten las manzanas que son de su predilección. La broma familiar es que el chonte era mejor alimentado que los hijos pues en más de una ocasión compraba manzanas de exportación para el ave y para nosotros las chiquitas y agujereadas de segunda.
7.  Sacar la jaula durante el día para que vea el cielo y respire aire fresco, a la sombra desde luego, no vaya a ser que le de insolación. De noche meterlo a resguardo y colocarle una manta encima para taparle la luz. Las aves funcionan con la luz del sol, despiertan al amanecer y lo normal es que al atardecer duerman. Desafortunadamente para ellas, en la ciudad hay muchas luces que las hacen confundirse, si ven luz creen que es de día y siguen comiendo y cantando. Había un chonte muy cantador en casa de mi madre que cantaba sin parar mañana, tarde y noche, le poníamos las mantas encima de la jaula para hacerlo callar pero éste si veía una esquinita despejada se agachaba, sacaba el pico y seguía cantando.

8. Finalmente recordar que todo ser vivo requiere afecto, mimos y cuidados para desarrollarse bien. Lo mismo es con los cenzontles en cautiverio, son bastante inteligentes y sensitivos, llegan a reconocer a sus amos y a crear lazos afectivos con ellos. Si se les cuida adecuadamente pueden vivir muchos años regalándonos  con  su prodigioso canto. Sin embargo, digo yo,  siempre será mejor para ellos vivir en libertad, hacer pareja y reproducirse. No olvidar que “Aunque sea de oro la jaula, no deja de ser jaula”.

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