Han de saber ustedes que en esta mi casa que también es la de ustedes, desde hace unas semanas tenemos nueva inquilina, una hermosa e inquieta cachorra de labrador que ya casi alcanza su estatura regular. Lola, como todos los perros de su raza, es sumamente briosa y juguetona, y en cuanto me ve llegar en alegre arremetida salta colocando sus patas delanteras sobre mis hombros. Desde su advenimiento ha sido necesario cambiar horarios, establecer nuevas rutinas y adecuar el espacio en ánimos de la convivencia. Quien ha resentido la novedad es mi pequeño poodle, que hasta ahora había sido el único dueño y señor de mis afectos perrunos, así como de los espacios hogareños. Beto, que así se llama, tiene una casita en el patio trasero, sus cojines preferidos para dormitar en la sala, sus juguetes de felpa regados por toda la casa y un lugar en la cama durante las noches de frío. Su primera reacción al llegar la perra, lógico, fue de exagerado entusiasmo, después de todo, aunque no pasa de los
Tuesday, September 30, 2008
Amores perros
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