Cada piedra es un pedazo de sol
Amo Zacatecas con su aire de urbe primigenia. Algo deben de tener las piedras con las que se hicieron estos edificios, canteras desgajadas de los cerros por la fuerza que fueron cobrando forma gracias al diestro cincel de artesanos y albañiles; unos las enternecieron hasta hacerlas florecer en encajes y filigranas; otros les dieron orden y jerarquía para convertirlas en acueductos y fuentes de agua, en torres y naves magníficas de templos misteriosos, en quicios y dinteles de puertas y ventanas, en adoquines y escalinatas y elevados muros protectores. Descubro que la piedra, lejos de ser fría guarda una cálida correspondencia solar. Cada piedra es un pedazo de sol ardiente que calienta y protege. Con el corazón atrapado entre esas altas paredes, amorosa recorro sus calles empedradas y pienso en el origen. Tal vez mi abuelo, Daniel Vargas Torres, igual que decenas de mineros cada mañana recorriera estos senderos rumbo a la mina en aquellos años porfirianos cuando la ciudad florecía gracias a la minería; quizá también sufriera la ingrata vida del minero durante la dura y extensa jornada de trabajo, y muy probablemente a la salida entrara en alguna de las muchas cantinas donde terminaría tomando una guitarra entre sus manos para cantar alguna nostálgica canción de los tiempos del cólera. Con suerte ahí le entró el gusto por hacer versos que luego trasmitió en sus genes a nietos y bisnietos.
Dylan was here
El pretexto perfecto para ir a Zacatecas lo dio el concierto masivo de Bob Dylan, el único gratuito que ofreciera el legendario compositor durante su gira por México. Alrededor de 20 mil espectadores con edades que abarcan hasta 5 generaciones, entre los 60 y los 20, nos agrupamos ese día en el zócalo de la capital de aquel estado. Afluencia notabilísima tomando en cuenta que la ciudad no alcanza aún los 500 mil habitantes. Miles llegamos hasta allá procedentes de Coahuila, Nuevo León, Durango, San Luis Potosí, Nayarit y Chihuahua. No era para menos, la posibilidad de presenciar la presentación del artista del rock cuya fama y trascendencia solo es competida por los Beatles era un potentísimo imán que cumplió su cometido, con la subsecuente derrama económica favorable a la industria turística de Zacatecas. Ahí estuvimos, pues, respirando, coreando y balanceándonos al compás de los más conocidos temas de Dylan escritos desde 1962 hasta 2007, siempre reinterpretados nunca repetitivos, renovados cada vez cual ave fénix “Forever young”.
Una vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida
Alentada por la agradable compañía de las amigas, esta que escribe emprende el largo camino de subida al cerro de
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