Si se preguntan qué cambió de esta columna luego de dos años de ausencia diré que es el tono del lenguaje, el sentimiento es otro. Hoy, si no hay un dolor manifiesto, si hay menos ilusiones y menos esperanza. Cada mañana enciendo el televisor y lo primero que veo es la nota roja de los noticieros, no porque yo lo elija sino porque es impuesta por la voluntad mediática. Las cámaras y los micrófonos nos llevan hasta el punto mismo donde agoniza la víctima, al lugar donde de un vehículo retorcido sobresalen las cabezas sangrantes, los miembros inertes; además de los enfrentamientos armados, las narcofosas, los ejecutados, mujeres asesinadas por sus parejas, niños golpeados, muertos por sobredosis, adictos perdidos en las calles… todo es gritos, llanto, dolor, tragedia. Así, cualquiera se desanima por vivir. Es necesario admitir que la televisión solo es un reflejo de la realidad y la violencia es el pan de todos los días, sin embargo no es indispensable desayunar con ella a diario y que el pedazo de pan se atore en la garganta cuando el reportero interrogue al herido mientras le corre la sangre por la herida que quién lo apuñaleó, a la madre histérica de la que se la llevó el drenaje que cómo pasaron las cosas…En fin: Creo que frente a toda tragedia se debe guardar respeto y una sana distancia, que a cualquiera nos puede suceder y entonces si no vamos a querer tener una cámara enfrente y un micrófono metido en la cara, que también es una forma de violencia. Me inquieta mucho más advertir que ante un panorama como este, donde la cultura de la violencia gana día tras día más terreno, las nuevas generaciones irán perdiendo la visión de futuro cada vez más.
Ante las fealdades de la vida, la otra cara de la moneda es la belleza, ya lo dijo el poeta y compositor español Luis Eduardo Áute en una hermosísima canción que lleva ese título. Hoy, por hoy, será la belleza lo que nos puede salvar anímicamente y qué mejor que buscarla en el disfrute del arte, para esto Chihuahua - afortunadamente- tiene de todo: Cines, museos, galerías, teatros, foros alternativos y, muy importante, dos orquestas sinfónicas que cada quince días, cada una, nos ofrecen magníficos conciertos de música clásica a costos verdaderamente ridículos de lo accesibles. La Orquesta Sinfónica de la Uach que tiene como sede el Paraninfo Universitario en pleno centro histórico de la ciudad y la Orquesta Filarmónica del Estado que regularmente se presenta en el Teatro de los Héroes del Complejo Cultural y Artístico en Universidad y División del Norte. Ambas ofrecen programas de conciertos muy atractivos y diversos en estilos y épocas, cuidándose de no caer en repeticiones y procurando innovar pero respetando el gusto el público chihuahuense. Vaya usted amigo lector o amiga lectora, tómese un tiempo y acuda los jueves y viernes por la noche a disfrutar de los conciertos de estas dos orquestas. Como siempre digo: Es mejor la música en vivo.
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