Sunday, November 13, 2022

DIOCITO ¿QUE HEMOS HECHO PARA MERECER ESTO?

Al conocer la verdad, decidí salir de ahí, me esperaban obligaciones familiares y ni al caso estar perdiendo el tiempo… me encaminé al elevador, el delegado me alcanzó y, al percatarse una compañera de que el jefe me seguía, se subió también. Mientras bajábamos, el señor, que sentía una gran satisfacción sádica al contrariar a los demás, me dijo en tono de reclamo burlón: -¿Cómo? ¿Se va? ¿Le va a hacer el desaire a MI GENERAL?- -No es eso- contesté muy prudente- mis hijos me esperan en casa-. Pero por dentro pensaba en la terrible situación en que estaba nuestra institución educativa, en manos de un sujeto vil y amoral que se prestaba a semejantes vicios de la política, propiciando el acoso sexual o más allá, la negociación de favores sexuales, y seguramente mis pensamientos se trasparentaban en mi rostro. Durante su gobierno, el PANISTA Francisco Barrio Terrazas designó delegado del INEA a éste sujeto cuyo único mérito era haber sido su condiscípulo en la escuela de Contabilidad. Para efectos del presente escrito, al personaje lo llamaremos Lázaro, aunque no es su nombre verdadero. Lázaro estaba completamente desquiciado. Por esos años, el INEA nacional había establecido un convenio con SEDENA para que los conscriptos llevaran a cabo su servicio militar en tareas educativas para jóvenes y adultos. Sistemáticos, amantes del orden y la disciplina como son en el Ejército, las actividades convenidas marchaban de maravilla. La posibilidad de cumplir con el servicio militar en tareas sociales y educativas resultó ser un gran estímulo para los jóvenes. En verdad encontramos militares muy comprometidos con las tareas de organización y capacitación, así como entre los conscriptos excelentes promotores educativos, docentes y alfabetizadores. El convenio con SEDENA obligaba a la institución educativa a interactuar y mantener comunicación constante con los militares. Hasta aquí, todo bien. Lázaro solía referirse al general de la zona como MI GENERAL. Mi general para acá, mi general para allá. Por un buen de meses no se le caía de la boca MI GENERAL. Uno de esos días la secretaria asistente del delegado llamó a varios de los subalternos, jefes de departamento, jefes de oficina, analistas y hasta algunas secretarias, para invitarnos a una reunión tipo comida a la que debíamos asistir de manera OBLIGATORIA. Para ello la institución rentó el salón del penthouse de un famoso hotel, nada barato. Estaban “echando la casa por la ventana” para este evento. Supusimos que se trataría de una comida de trabajo, aunque no habían circulado las invitaciones oficiales ni el programa de contenido temático de la reunión, ni nada. Tal como mandaba la instrucción, asistimos. Nos encontramos con todo dispuesto para un banquete, en la mesa principal nuestro delegado, el general y unos personajes desconocidos, entre ellos una despampanante mujer. Ella, extraordinariamente hermosa pero, también, excesivamente joven, tal vez unos 17 a 19 años de edad. Amenizaba un trío musical. ¿Un trío en una reunión de trabajo? ¡Vaya! ¡Insólito! Los platillos fueron servidos y los comensales hicimos lo esperado: comimos. ¿Y luego qué? ¿A qué horas las palabras, la descripción del objetivo de la reunión? Nada. De pronto se corrió el rumor de que la “comida de trabajo” era un pretexto del delegado para llevar a cabo una reunión de acercamiento entre el general, la joven y su familia. O sea que nuestra institución, nuestros recursos, estaban siendo utilizados para un asunto de faldas. Lo cual me indignó, consideré que no podía permanecer y decidí salir de ahí. Volviendo al inicio del texto: Mientras bajábamos del penthouse, Lázaro, la compañera y yo, éste seguía con su charla aparentemente casual pero perfectamente concebida para hacerme notar que tenía el respaldo del representante del Ejército gracias a su disposición de “ponerle” la muchacha a la mano, así como para mostrar PODER y atemorizarme. --Es que la señorita está muy guapa y MI GENERAL quiere quedar bien con sus papás- seguía Lázaro dando explicaciones que nadie le había pedido- MI GENERAL está muy contento y yo voy a quedar muy bien parado con él y usted cuando se dirija a él no olvide decirle MI GENERAL En ese punto, la compañera se enfrentó a Lázaro y le dijo en tono bastante enérgico –Pues ya váyase a atender a SU GENERAL, porque es SU GENERAL no de nosotras y ya déjenos en paz, a Flor y a mí también. Me quedé absolutamente sorprendida por la reacción de la compañera, una humilde trabajadora, eficiente secretaria, pero con un rango laboral que la ponía totalmente expuesta a la venganza del jefe. Personalmente había pasado por una mala experiencia de acoso laboral con ese mismo sujeto y tuve que echar mano de todos los recursos posibles para defenderme cuando me trasladó a Nuevo Casas Grandes y a Juárez para desquitarse por haberlo rechazado. De cualquier modo, le agradecí infinitamente a la compañera por no haberme dejado sola en aquel elevador. Lo que debo admitir es que siempre me quedó la duda de si aquella “comida de trabajo” fue por requerimiento del general o de la familia de la muchacha, o bien, ocurrencia de Lázaro, de los que si era capaz. Nunca lo sabré porque más bien he preferido no saber. Del tal Lázaro guardo un sinfín de anécdotas, algunas las he descrito en otros textos, de lo que no debe hacerse como funcionario público. No obstante, nunca he mencionado, hasta ahora, el terrible sentimiento de decepción y desolación que se sufre al ver que la institución que tú amas porque creciste profesionalmente en ella bajo la convicción de su misión trasformadora en beneficio de la nación y de la gente, esté en manos de personajes inescrupulosos y sádicos, que una vez que se suben a su ladrillito se creen omnipotentes, o sea están seguros de que pueden hacer lo que les venga en gana con la vida de los subalternos y con los recursos de la institución. En ese tiempo yo estaba- estoy todavía- convencida de que al gobierno estatal PANISTA poco le interesa la educación, menos la educación de los adultos, la educación indígena, de los migrantes, na´aa, su chata mirada solo llega hasta la SALLE o el ITESM, a lo sumo sabe que existen la UACh y la UACJ porque son bastiones políticos. De los TEC ni se acuerdan. Pero de ahí pa´bajo, le importa muy poco si sus colaboradores partidistas se roban el dinero de los uniformes del COBACH, si se distribuyen o no los desayunos escolares para las escuelas en zonas marginadas, entre otras cosas. Por ese desprecio llegan cualquier tipo de sujetos o sujetas, así como Lázaro, a apoderarse de instituciones cuyo papel es crucial para el bienestar social, pero con el lente clasista en la mirada. En fin, solo me queda preguntar al cielo: ¡Diocito! ¿Qué hemos hecho para merecer esto? ¿Por qué nos mandas estos gobernantes y estos funcionarios?

Wednesday, October 26, 2022

LA RESISTENCIA DE LA MAESTRA MALDONADO

Por Flor María Vargas -Me levanto cuando canta el primer gallo, salgo y toco el riel para que los niños en sus casas se pongan en pie y vayan a lavar el nixtamal; al segundo gallo toco otra vez el riel para que los niños se laven cara y manos, se vistan y desayunen; ya cuando el sol se ve un poco arriba del horizonte toco nuevamente el riel, ahora si para que se vengan a la escuela- Esa fue la respuesta de la profesora Maldonado cuando le preguntaron en que horario atendía su escuela unitaria y multigrado en el poblado de “El terrero”, una comunidad de la campiña chihuahuense que no rebasaba los 500 habitantes, allá por la década de los 50s del siglo pasado. En aquellos años, mi padre, el Profr. Daniel Vargas Gamboa, era inspector escolar en esa zona rural de la entidad. Según cuentan, entre muchas anécdotas de todo tipo derivadas de las condiciones en que se desarrollaba la labor del maestro en esas comunidades rurales, generalmente alejadas de las vías de comunicación, que dos veces al año el profesor o profesora debía presentar, en la sede de la Inspección, un informe detallado de su tarea educativa, la organización de su escuela, horarios, alumnos, incidentes. Ese año estrenaban un formato diseñado para ello. Si actualmente resulta difícil acceder a muchos puntos geográficos distantes en nuestro territorio, hace 60 años aquello era muchísimo más complicado, sin vías de ferrocarril suficientes, carreteras ni vehículos de motor asequibles, sin telefonía, cualquier traslado se hacía a lomo de caballo y había que confiar casi ciegamente en la buena disposición de las y los profesores que se hallaban solos con su soledad en las comunidades. La secretaria de la Inspección recogía los informes, los más presentables elaborados a máquina, la mayoría escritos a puño y letra. Uno de esos días, respondiendo al llamado que le hizo el Inspector, se presentó la Srita. Maldonado. La profesora andaba como en los 45 años de edad, el cuerpo todavía firme, su rostro moreno y cabellera ensortijada delataba un origen afroascendiente; zapatos muy gastados pero bien lustrados, pulcras medias de popotillo, vestido de color oscuro con encajes en el cuello, una medalla dorada pendiendo de un broche en el lado del corazón. Su cuidadoso atuendo, aunque sencillo y humilde, reflejaba la formalidad que debía portar hombre o mujer dedicados a la noble tarea de enseñar. Era el vivo retrato de la maestra rural en las medianías del siglo veinte. -¡No, yo no puedo llenar eso, no le entiendo! – fueron sus palabras cuando vio el formato del informe. Dicho esto, la secretaria se ofreció a llenar el formato y comenzó a interrogarla: -¿A qué horas abre la escuela? ¿Cómo? ¿Cuándo sale el sol en el horizonte? – Y tecleó en la vieja máquina Remington de la oficina musitando: –Pongamos que a las 9 de la mañana- . Y continuó el interrogatorio: - ¿A qué horas les da receso?- -Pues mire – contestó la srita. Maldonado -cuando está el sol a mero arriba y que comienza a sentirse fuerte el calor, los dejo salir para que vayan a comer a su casa bien comidos, su sopita, tortillas recién hechas, frijoles, que estén bien alimentados y que duerman una siesta para que crezcan fuertes y sanos. Ya que comienza a bajar el sol les vuelvo a tocar el riel para las clases vespertinas- Lo que la secretaria tradujo como: “Salen a la una y regresan a las 4 de la tarde”. En otra ocasión la profesora Maldonado mandó una extensa misiva, como de 10 hojas, escrita con elegante letra cursiva del método Palmer, con el objetivo de solicitar cambio de adscripción. En la carta explicaba que, aunque tenía ya varios años ejerciendo la docencia en esa escuela y por sus aulas habían pasado una cantidad de niñas y niños que ya eran hombres y mujeres de bien, en los últimos tiempos se encontraba totalmente a disgusto y hasta temerosa. Describía que ese año escolar se le había metido la idea al señor Isidro Balderrama, padre de familia y personaje con mucha predominancia en el lugar, de quererla seducir. El hombre, ya medio madurón, tenía fama de ojo alegre, pero que ella nunca jamás aceptaría las proposiciones de un hombre casado y se había negado de todas las maneras posibles, primero se hizo como que no entendía, y de verdad no lo quería creer; luego, fue un contundente no. Sin embargo, seguía la explicación, al sr. Balderrama parecía que le decía que sí y para colmo le había dado por irle a tocar en la ventana por las madrugadas, así que, temiendo lo peor, ella decidió prepararse colocando unos baldes de agua cerca de la puerta a manera de protección. La madrugada del domingo anterior sintió cómo el hombre venció la chapa de la destartalada puerta de la “casa del maestro”, pero que en cuanto él asomó la testera ella le arrojó los baldazos de agua serenada. El hombre, sorprendido, no tuvo más remedio que irse mojado de pies a cabeza en medio de la nevada que en ese momento estaba en su apogeo. Luego se enteró que el hombre había cogido una terrible neumonía de la que estaba aún convaleciente. Así contados los sucesos la profesora Maldonado insistía en su cambio inmediato, por la vergüenza y el miedo de hallarse sola y vulnerable en aquella comunidad donde había vivido tantas y hermosas experiencias como maestra rural de escuela unitaria. Pasan las décadas y aunque ha habido muchos avances tecnológicos y científicos, lo esencial permanece; la pobreza del medio rural en México permanece y todavía hay centenas de miles de escuelas unitarias en comunidades rurales apartadas, en donde igual número de profesores mexicanos viven cada día sus jornadas laborales tratando de adaptarse a las condiciones de vida que ofrece la comunidad y, desde luego, resistiendo a situaciones de vulnerabilidad extrema. |

Friday, October 21, 2022

FÍJATE BIEN A QUIÉN LE DAS “LIKE”

 


Por Flor María Vargas

 

Allá en mis tiempos de revuelta estudiantil no había mayor pecado que cargar “propaganda sediciosa” en la mochila. A más de uno se lo llevaron a la Comandancia de policía y le dieron su calentada por encontrarle en el bolsillo de la camisa algún volante con consignas como “Por una Universidad para el Pueblo”, “Los obreros al poder”, “Muera el mal gobierno” , “Por una educación democrática y popular” y otros por el estilo. Ah y si llegaba la chota a tu casa, entraban amagando a tu abuelita y te hallaban un paquete de libros debajo de la cama de autores como Marx o Lenin, ibas directito a las mazmorras de la Zona Militar acusado del delito de Sedición o de Organización delictuosa y hasta podías no volver a aparecer con vida.

Hoy en cambio, la sedición se mide en likes de Facebook y otras redes. Con una sonrisa casi irónica dibujada en el rostro, recuerdo la confesión que me hizo cierto amigo hace poquitos años, director de una dependencia de gobierno, de que continuamente le hablaban de “Gobernación” del estado para darle el parte de los likes inconvenientes de sus subalternos y el peor de todos -me dijo- es el maestro E.S. que se la vive dándole likes al tal AMLO y ya no se qué hacer porque no acata la indicación de redireccionar sus likes a las acciones del gobernador. Con todo, debo reconocer que este amigo se mantuvo firme y nunca aceptó las presiones para despedir al maestro E.S., por el contrario, lo sostuvo.

Pues si, estimados lectores, aunque no lo crean, hoy en día te indican desde las oficinas de las autoridades en turno, a quién le debes dar like y a quién no. Peor aún te espían para saber a quiénes les das like, cuántos likes les das y quiénes te dan like a ti. ¿Absurdo, no? ¿Qué los espías no tendrán otra cosa qué hacer que sea más productiva? Por lo pronto, si no quieres   resultar ejecutado real o virtualmente algún día, fíjate a quiénes les das “like” en Facebook, “Corazon” en Instagram o retwit en Twitter, no vaya a ser…

 


Wednesday, September 28, 2022

ME CORRES A LA GÜERITA: CLAROSCUROS DEL PODER

 



Por aquellos años comenzaba a hablarse con insistencia de la Perspectiva de Género, cuando menos en el INEA se decidió aplicar este enfoque para el diseño del Modelo de Educación para la Vida y el Trabajo, junto con otros enfoques derechohumanistas. Mi entonces jefe, el Lic. “N”, quien buscaba mantener un diálogo productivo con las ONGs de mujeres y que realmente estaba convencido de la pertinencia de ese planteamiento teórico para construir políticas públicas equitativas, organizó una conferencia en la ciudad más importante de nuestra entidad estatal,  a la que invitó a mujeres representativas de aquella región. Estuvieron ahí destacadas académicas de colegios y universidades, investigadoras, defensoras de los derechos de la mujer y promotoras de organizaciones sociales, el tema: TEORÍA DE GÉNERO EN LA EDUCACIÓN.

La expositora era la Coordinadora de los Proyectos Especiales de la Dirección Académica del INEA nacional, quien gentilmente aceptó viajar hasta acá para apoyar la iniciativa. La asistencia era numerosa, fácilmente había unas 80 personas, tomando en cuenta que no era invitación abierta al público.

Entre las asistentes estaba una señora reconocida por su labor social. Ella estaba casada con uno de los magnates más poderosos de la entidad y tuvo a bien invertir parte de las abundantes   ganancias de las empresas del marido en proyectos de beneficio social muy novedosas y exitosas en su tiempo. La dama era todo un fenómeno local, sumamente empoderada, tanto por el poder que otorga el dinero de su familia como por el reconocimiento y empatía que se había ganado a través de su quehacer social (fundamentalmente por el dinero, digo yo suspicazmente) . Los poderes de la ciudad estaban rendidos a sus pies porque, de algún modo, ella y sus obras salvaban la mala imagen que le procuraban los feminicidios y las drogas, aunque, de hecho, a la larga poco pudieron hacer para marcar la diferencia, los crímenes contra mujeres se incrementaron y para qué entrar en detalles respecto a la violencia del narcotráfico que se desató unos cuantos años después.

La señora interrumpía continuamente durante la exposición, parecía que no le cuadraba el tema de Género y ante cualquier reflexión, exponía detalles de su experiencia. Sucedió, como sucede con frecuencia en estas dinámicas grupales, que acaparó el micrófono, por lo que en determinado momento la expositora dejó de darle la palabra, lo cual le provocó un gran enojo. Al finalizar la conferencia, se fue directo hasta el Lic. “N” y le dijo en voz lo bastante alta para que otros pudiésemos escuchar:

-Oye “N”, esa güerita no me gusta, a ver si la corres de inmediato-

-Pero, señora, no puedo hacer eso- contestó el asombrado “N”.

-¿Por qué no, si tú eres el jefe?

- Porque no es mi subalterna, ella tiene una jerarquía de Dirección en México.

-Entonces no la vuelvas a traer

Así, sin más, la señora mostró su lado oscuro. Típica reacción de alguien acostumbrada a detentar poder. No resistió que se le arrebatara el privilegio de ser la protagonista y centro de todas las miradas. Lo peor de todo es que siempre hay arrastrados y lambiscones dispuestos a cumplir con los caprichos del poderoso o poderosa del momento.


ARMAS BLANCAS: EL ABRECARTAS


 

Por Flor María Vargas Frescas



Hace como un año traigo en mente este texto, al fin hoy salió de su resguardo ante los últimos acontecimientos.
Es sabido en el mundo policiaco que los crímenes llamados "pasionales" con frecuencia involucran armas blancas, cuchillos cebolleros, tijeras, navajas, dagas... El dramaturgo chihuahuense Víctor Hugo Rascón Banda escribió tres piezas teatrales que abordan, desde distintos ángulos, tragedias relacionadas con armas blancas: La navaja, La daga y El abrecartas. La historia acerca de la creación de estas obras, según me relató el mismo Víctor Hugo, se remonta a que él era abogado y en el ejercicio de su profesión conoció distintos hechos criminales que le sirvieron de inspiración.
Aristóteles define a la Tragedia, en tanto representación teatral, como una imitación esforzada de la realidad. Si bien, una obra de arte escénico tiene la intención de representar una realidad, suele trascenderla hasta llevarnos a la catarsis y expurgación de emociones. Así sucede con el teatro de Víctor Hugo R.
En algún momento de mi vida laboral, el Lic. Xavier Chaires, de quien he guardado siempre una muy grata memoria, como el mejor jefe que llegué a tener, me dio el encargo de coordinar en el estado el Programa de Teatro Popular Educativo de la Delegación del INEA en Chihuahua. Más o menos me dijo algo así como "ya se que te gusta la actividad teatral, creo que te va a interesar dirigir este programa" y así fue. Luego de pensarlo un poco decidí acercarme a la Asociación de Teatristas Unidos de Chihuahua, ATUCH, en donde conocí a mi excelso amigo el director teatral Nacho Medrano, quien se incorporó al proyecto de inmediato. Además de promover la creación de grupos teatrales en diferentes espacios educativos para adultos, se nos ocurrió convocar a los compañeros de las oficinas a formar nuestra propia compañía, lo cual a la postre sería una experiencia fabulosa. Secretarias, analistas, intendentes, jefes de oficina, técnicos docentes, nos reuníamos sin falta dos veces por semana para ir aprendiendo las artes escénicas. Montamos diversas piezas teatrales, desde las de Carballido y Urtusuastegui, pasando por pastorelas tradicionales, hasta algunas escritas por nosotros mismos que, por cierto, quedaron publicadas en una antología nacional; viajamos dentro y fuera del estado con las puestas en escena.
Así llegamos a montar El abrecartas de Víctor Hugo Rascón, cuya trama ocurre en un ambiente de oficina de gobierno. Durante las primeras lecturas nos repartimos los papeles, yo quería ser la secretaria exótica pero Nacho insistió en darme el papel de la "Licenciada", la nueva jefa de la oficina, no me gustaba nada el papel pero debí asumirlo.
De acuerdo a los cánones clásicos de la tragedia, el protagonista generalmente es castigado con la muerte como consecuencia de su exagerada soberbia, por creerse más, por violentar un orden y en "El abrecartas" no se hace ninguna excepción a esta regla. La Licenciada, nueva jefa, llega imponiendo su estrenada autoridad, sus títulos en universidades rimbombantes, burlándose de los gordos, los viejos, los feos, los poca cosa, a los que desprecia inclemente, hasta que un día amanece muerta, asesinada con un abrecartas.
Lo que aprendí de la obra y del pensamiento de su autor es que estas escenas se presentan en la burocracia de manera recurrente, sobre todo en cada cambio de administración política, con aderezos especiales según se trate de qué color ideológico llega al poder. Las nuevas o nuevos se aparecen, miran a los otros por encima del hombro, los denostan, ignoran su valía, critican si van al baño, si platican en los pasillos, si comen o no, los obligan a seguir sus erráticas pautas sin sentido puesto que son ellos, los nuevos jefes, los que son ignorantes. El mismo Víctor Hugo, con quien mantuve amistad hasta su partida de este plano, me lo explicó: Se trata de exponer cómo ocurre el arribo de las nuevas generaciones de funcionarios sin experiencia, soberbios, clasistas e intolerantes que terminan siendo aniquilados por su propia incapacidad para ser empáticos. En estos días, el arma blanca por lo regular se encuentra en las redes sociales, donde los agraviados no dudan en explayarse bajo el cobijo del anonimato para restregarles sus desatinos en la cara a los agraviantes. Un meme no corta ni saca sangre pero como duele.
En fin, tengo también muy gratos recuerdos y divertidas anécdotas de las giras y presentaciones de El abrecartas. Ésta que escribe salió del ICHEA hace años, la compañía teatral permaneció hasta mucho tiempo después, representando cada diciembre una diverida pastorela cómica en la que los compañeros podían reírse de sus jefes a sus anchas sin que nadie dijera nada. ¡Todos tan felices! Eso se llama respeto, tolerancia, empatía y es mucho más sano para la convivencia.

Sunday, May 22, 2022

 



El fiasco de llamarse Anton y ser enemigo de la Educación

Por Flor María Vargas

Totem .-

Objeto de la naturalezageneralmente un animal

que en la mitología de algunas sociedades

 se toma como emblema protector de la tribu o del individuo

a veces como ascendiente o progenitor .( RAE)

 

Parte 1   

En mayo del año 2006 me encuentro en la cúspide de la Sierra Mixe en Oaxaca, justo en la plaza central de Mixistlán de la Reforma. El paisaje es inusitado para mí que provengo de áridas tierras norteñas, hacia bajo se extiende un manto de techumbres entreverados entre el verdor de las arboledas, hacia arriba la cumbre está ocultaba tras el sólido macizo de nubes grises que amenaza lluvia. Sentada en una banca está una joven mujer ataviada con el vestido típico de fiesta, la frente bordeada por el tocado tradicional mientras en sus brazos acuna a su bebé de semanas de nacido. Parece una hermosa “Madonna” plasmada por el pincel de algún artista. Me acerqué a conversar con ella y hacerle cariños al bebé que sonreía sin temor al escuchar mi voz.

-¡Qué lindo y sano está tu bebé! ¿Con qué nombre lo bautizaste? –

-Bryan Giovanni- me contestó con gran orgullo -  

No pude menos que sonreír ante la ironía inconsciente de los padres mixes al dotar de dos nombres exóticos a su hijo. Aunque en el fondo si hay una intención, tal vez no muy explícita pero que ahí está, la de apoyarle a trascender su origen indígena para pasar desapercibido en un contexto social que discrimina sistemáticamente todo lo indígena.

Bryan Giovanni debe tener ahora 16 años, con suerte se encontrará estudiando la preparatoria, quizás esté integrado a una banda tradicional de música oaxaqueña, es probable que realice labores agrícolas junto a sus padres, que tenga una linda novia y esté pensando en inscribirse en alguna universidad. Si no tuvo esa suerte, quizás no terminó la primaria porque debió ponerse a trabajar desde edad temprana para apoyar a su familia, o quizás fue captado por algún coyote y traído a trabajar en los campos agrícolas del norte, desgajado de su Sierra Mixe, trasladado en camiones de redilas como ganado, aventado en cualquier campo, sometido a exigentes jornadas de sol a sol y deliberadamente inducido al uso de sustancias que le ayuden a “rendir” la jornada.  En el peor de los casos podría haber sido ya incorporado al sicariato. Tal vez de nada le haya servido llamarse Bryan Giovanni.

 

Parte 2  

Darle nombre al hijo recién nacido regularmente es motivo de grandes polémicas entre los miembros de las familias de hoy; el uso del santoral, como se hacía hasta hace un par de generaciones, ya no satisface a nadie.

Ignoro si exista alguna antropología del nombre y si algún investigador se haya puesto a estudiarlo, pero es evidente que a lo largo de la Historia cada grupo humano ha establecido ritos, a veces explícitos, a veces íntimos, para otorgarle nombres distintivos a los nuevos miembros de la familia y de la comunidad. Hoy en día incluso está regulado por las leyes civiles como parte del Derecho a la Identidad.

Entre los pueblos nativos de América se acostumbraba imponer un nombre relacionado con el tótem protector que tendría el individuo (animal, planta, río, cerro o deidad, según) a lo que se agregaba como referencia el de los padres y de la tribu. Los evangelizadores resolvieron sustituir tal costumbre con la del santo del día según el santoral católico como nuevo tótem y el apellido del encomendero.  

Hay otros ritos, como el de imponer el nombre del padre al primogénito, o adjudicarle el de los miembros muertos de la familia a los que van naciendo para relevarles. Cada uno de estos ritos se actualiza, desde luego, de acuerdo a las dinámicas de las familias y el libre albedrío de los individuos.

No obstante, seguimos utilizando el criterio del tótem para darle nombre a los hijos, solo que la característica del tótem ha variado. Recuerdo que en la película “Novecento” de Bertolucci, el patriarca de la servidumbre decide bautizar al nieto bastardo del patrón, en un gesto de extrema solidaridad que contrasta con el rechazo del poderoso, con el nombre de “Olmo”, otorgándole al recién nacido las atribuciones de robustez y fortaleza que caracterizan al gran árbol. Ciertamente Olmo se convertirá en el líder de la comunidad en su vida adulta.

Hay quien elige nombres de héroes en la Literatura o de la Historia. Los relatos bíblicos y las grandes gestas revolucionarias aportaron importante materia prima para elegir nombres al momento que los padres deseaban distinguir a sus hijos con un espíritu de grandiosidad. Abundan los David, Moisés, Noé, Sara, Raquel o Betsabé.  Napoleón fue muy socorrido y, aunque parezca insólito, en Italia un señor Mussolini, de convicciones anarquistas, decidió nombrar Benito a su hijo en honor al presidente mexicano de origen zapoteca Benito Juárez; decisión bastante fallida porque el tirado fascista Benito Mussolini poco honor le hizo al nombre que portaba.

Cada generación define sus paradigmas hasta para eso y los nombres de los hijos son elegidos de acuerdo a los personajes protagónicos del momento, como en un afán de garantizarles la protección del tótem correspondiente y otorgarles personalidad o poder. Solo que muchas veces los hijos resultan ser un fiasco, la responsabilidad les queda grande, simplemente no son merecedores del nombre.

La era soviética dejó en el mundo miles de Lenin, Vladimir, Iskra, Anton, Pavel, Valia;  los indigenismos  procuraron los nombres de  Cuauhtémoc, Cuitláhuac, Moctezuma, Teporaca, Inti,  Atahualpa, Eréndira,  América, etc.  Hay también los que son alegóricos:  Esperanza, Caridad, Consuelo y en sus versiones liberales: Libertad, Democracia, Victoria. Pero, insisto, portar un nombre con tanta carga ideológica no siempre resulta afortunado, hay montones de lenines que andan por ahí que son simplemente un fiasco o caridades que son una diablas.

En la película de comedia “Flashback” de 1990, el protagonista es un agente del FBI (Kiefer Southerland) , muy formal y conservador, cuyo nombre verdadero era  Free Freedom y había crecido en una comuna hippie pero había renegado de todo ello  para convertirse en un republicano agente federal.

 Yo por lo menos conozco el caso de un hombre llamado Antón (por Makarenko), hijo de padres dedicados a la educación y militantes de organizaciones gremiales de izquierda, que no solo es ignorante, es el peor enemigo de la educación con el que he tenido que interactuar. Es un fiasco total.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Sunday, November 07, 2021

¿Cambios en la UACH?

 

¿Cambios en la UACH?

 

Todo este argüende mediático acerca de los fallidos cambios académicos en la UACH me hizo recordar que dicho planteamiento estaba sobre la mesa desde hace décadas, básicamente porque la estructura por departamentos es característica esencial de la Universidad oficial con mayor prestigio académico en la entidad, la UACJ, o sea, que no era ni nueva ni original y, por lo menos, ya se había comprobado su efectividad y pertinencia.

 También me hizo recordar cierta anécdota universitaria por demás jocosa -al menos para ésta que escribe-.

Había en la FFYL un catedrático insigne que alguna vez llegó a ser Director en dicha facultad, bastante sui  géneris en muchos sentidos pero bastante querido por el alumnado, que tenía la costumbre de repetir siempre tres veces sus afirmaciones durante una conversación e incluso en su cátedra.

Salíamos a los jardines un grupo de alumnas cierta tarde, cuando nos interceptó el maestro por los andadores.

 (Entre paréntesis, como ustedes saben, querido lectores, para cuando estaba cursando los últimos grados de la carrera en FFYL, yo ya tenía una larga trayectoria en Educación de Adultos, por lo que había alguna disparidad en edades y experiencia con mis condiscípulas, cerrado el paréntesis continúo.)

 El maestro se dirigió a nosotras:

-¡Muchachas, vengan acá, donde no nos vean!- Y nos jaló hacia un rincón cercano a los muros del plantel, hablándonos con voz secretosa:

 – Ya va a haber elecciones para elegir el nuevo director, voten por mi compadre el maestro “S”, voten por él, voten por él, el pobre ya tiene años haciéndole la lucha y no queda, no queda, no queda mi compadre-.

Ésta que escribe no daba crédito a lo que escuchaban sus oídos y veían sus ojos porque evidentemente se estaban violando varios preceptos normativos y éticos desde el momento mismo que un catedrático, con ascendencia académica sobre las alumnas, ejercía su “liderazgo” para  influir en las decisiones políticas de ellas.

Me quedé muda inicialmente porque ya había tenido antes una conversación difícil con el mismo maestro cuando le reclamé, años atrás, que se dirigiera a los compañeros y compañeras como “tontos”, “idiotas”, “tarados”, “memoria de teflón” , les pusiera apodos denigrantes como “la chupacabras” a una muchacha muy morena de su piel y otras lindeces. En esa ocasión le expresé mi consternación porque  le diera ese trato a las alumnas y alumnos que además ya no eran niños sino jóvenes adultos, inteligentes y con criterio. Claro que esa vez me tomó cierto respeto a mí, pero no cambió con los demás.

Entonces solo atiné a decir: 

- ¡Maestro, no puedo creer que usted nos esté diciendo eso!-

-¿Por qué no? ¿Qué no sabe usted que la otra candidata va a apoyar la propuesta de “n” para que conviertan la UACH en Departamentos, y desaparezcan las facultades? O sea que nos van a “juntar” con los de Bellas Artes, a nosotros, dejaremos de ser FFYL.-

-¿Y eso qué tiene? Así está la UACJ-  

-¿Cómo que qué tiene? ¿Qué vamos a hacer nosotros  revueltos con toda esa bola de “jotos” (SIC)? Nos van a confundir-

En este punto de la conversación solté tremenda carcajada, la verdad, entre el nervio de la situación y el ridículo que me parecía estaba haciendo ese señor, no pude evitar dicha reacción.

-¿Por qué se ríe Flor, por qué se ríe, por qué se ríe, le parece de risa?-

En eso  comprendí que debía moderarme si no me quería exponer a una calificación reprobatoria, aunque dentro de mi pensaba que el hombre estaba cometiendo tremendos juicios discriminatorios y hasta cuestionables dada su propia personalidad. Así que solo agregué:

-¿Está usted seguro que todos, maestros y alumnos de Bellas Artes son como usted los está pintando? No doy crédito a que usted, maestro, use dichos argumentos-

- Claro que sí, si son “jotos”, tooodos, bueno menos mi amigo “T” y su esposo “R”, ellos no, ellos no, ellos no son-

Aquella conversación, definitivamente cabía en el llamado “Teatro del absurdo”, así que pasó a ser, para mí, en lo inmediato y a la distancia de los años, una experiencia de vergüenza ajena. Casi la olvidé.

Como 10 años después nos vimos nuevamente, en una de esas reuniones de nostalgia, aquel grupo de amigas y condiscípulas y les pregunté:

-¿Se acuerdan cuando el maestro “M” nos pidió que votáramos por su compadre porque la otra candidata nos iba a juntar con los de Bellas Artes?-  Ellas contestaron afirmativamente, por lo que les hice otra pregunta: -¿Y por quién votaron? Yo nunca les pregunté en ese entonces por respeto a la secrecía del voto.-

-Por el compadre- dijeron ellas.

O sea que si fue efectiva la intervención del “insigne”. Me dio cierta tristecita al constar que ESE es el nivel de análisis y discusión de mi Alma Mater.

 

 

Thursday, October 21, 2021

Resistencia

 

LA RESISTENCIA DE LA MAESTRA MALDONADO

Por Flor María Vargas

 

-Me levanto cuando canta el primer  gallo, salgo y toco el riel para que los niños en sus casas se pongan en pie y vayan a lavar el nixtamal; al segundo gallo toco otra vez el riel para que los niños se laven cara y manos, se vistan y desayunen; ya cuando el sol se ve un poco arriba del horizonte toco nuevamente el riel, ahora si para que se vengan a la escuela-

Esa fue la respuesta de la profesora Maldonado cuando le preguntaron en que horario atendía su escuela unitaria y multigrado en el poblado de “El terrero”, una comunidad de la campiña chihuahuense que no rebasaba  los 500 habitantes, allá por la década de los 50s del siglo pasado.

En aquellos años,  mi padre, el Profr. Daniel Vargas Gamboa, era inspector escolar en esa  zona rural de la entidad. Según cuentan, entre muchas anécdotas de todo tipo  derivadas de las condiciones en que se desarrollaba la labor del maestro en esas comunidades rurales,   generalmente alejadas de las vías de comunicación, que dos veces al año  el profesor o profesora  debía presentar, en la sede de la Inspección,  un informe detallado de su tarea educativa, la organización de su escuela, horarios, alumnos, incidentes. Ese año estrenaban un formato diseñado para ello.

Si actualmente resulta difícil acceder a muchos puntos geográficos distantes en  nuestro territorio, hace 60 años aquello era muchísimo más complicado, sin vías de ferrocarril suficientes,  carreteras ni vehículos de motor asequibles, sin telefonía, cualquier traslado se hacía a lomo de caballo y había que confiar  casi ciegamente en la buena disposición de las y los profesores que se hallaban solos con su soledad en las comunidades.

La secretaria de la Inspección  recogía los informes, los más presentables  elaborados a máquina, la mayoría escritos a puño y letra. Uno de esos días, respondiendo al llamado que le hizo el Inspector, se presentó la Srita. Maldonado.

La profesora andaba como en los 45 años de edad, el  cuerpo todavía firme, su rostro moreno y cabellera ensortijada delataba un origen afroascendiente;  zapatos muy gastados pero bien lustrados, pulcras medias de popotillo, vestido de color oscuro con encajes en el cuello, una medalla dorada pendiendo de un broche en el lado del corazón. Su cuidadoso atuendo, aunque sencillo y humilde, reflejaba la formalidad que debía portar hombre o mujer dedicados a la noble tarea de enseñar. Era el vivo retrato de la maestra rural en las medianías del siglo veinte.

-¡No, yo no puedo llenar eso, no le entiendo! – fueron sus palabras cuando vio el formato del informe.  Dicho esto, la secretaria se ofreció a llenar el formato y comenzó a interrogarla:  

-¿A qué horas abre la escuela? ¿Cómo? ¿Cuándo sale el sol en el horizonte? – Y tecleó en la vieja máquina Remington de la oficina musitando:  –Pongamos que a las 9 de la mañana- . Y continuó el interrogatorio: - ¿A qué horas les da receso?-

-Pues mire – contestó la srita. Maldonado -cuando está el sol a mero arriba y que comienza a sentirse fuerte  el calor, los dejo salir para que vayan  a comer a su casa bien comidos, su sopita, tortillas recién hechas, frijoles, que estén bien alimentados y que duerman una siesta para que crezcan fuertes y sanos. Ya que comienza a bajar el sol les vuelvo a tocar el riel para las clases vespertinas-

Lo que la secretaria tradujo como: “Salen a la una y regresan a las 4 de la tarde”.

En otra ocasión la profesora Maldonado mandó una extensa misiva, como de 10 hojas, escrita con elegante letra cursiva del método Palmer,  con el objetivo de solicitar cambio de adscripción. En la  carta  explicaba que, aunque tenía ya varios años  ejerciendo la docencia en esa escuela y por sus aulas habían pasado una cantidad de niñas y niños que ya eran hombres y mujeres de bien,  en los últimos tiempos se encontraba totalmente a disgusto y hasta temerosa.

Describía que ese año escolar  se le había metido la idea al señor Isidro Balderrama, padre de familia y personaje con mucha predominancia en el lugar, de quererla seducir. El hombre, ya medio madurón, tenía fama de ojo alegre, pero que ella nunca jamás aceptaría las proposiciones de un hombre casado y se había negado de todas las maneras posibles, primero se hizo como que no entendía, y de verdad no lo quería creer; luego, fue un contundente no.

Sin embargo, seguía la explicación, al sr. Balderrama parecía que le decía que sí y para colmo le había dado por irle a tocar en la ventana por las madrugadas, así que,  temiendo lo peor, ella decidió prepararse colocando unos baldes de agua cerca de la puerta a manera de protección. La madrugada del domingo anterior sintió cómo el hombre venció la chapa de la destartalada puerta de la “casa del maestro”,  pero que  en cuanto él asomó la testera ella le arrojó los baldazos de agua serenada. El hombre, sorprendido, no tuvo más remedio que irse mojado de pies a cabeza en medio de la nevada que en ese momento estaba en su apogeo. Luego se enteró que el hombre había cogido una terrible neumonía de la que estaba aún convaleciente. Así contados los sucesos la profesora Maldonado insistía en su cambio inmediato, por la vergüenza y el miedo de hallarse sola y vulnerable en aquella comunidad donde había vivido tantas y hermosas experiencias como maestra rural de escuela unitaria.

Pasan las décadas y aunque ha habido muchos avances tecnológicos y científicos, lo esencial permanece; la pobreza del medio rural en México permanece y  todavía hay centenas de miles de escuelas unitarias en comunidades rurales apartadas, en  donde igual número de profesores mexicanos viven cada día sus jornadas laborales tratando de adaptarse a las condiciones de vida que ofrece la comunidad y, desde luego, resistiendo a  situaciones de vulnerabilidad extrema.

 

 

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