Wednesday, June 10, 2009

A dónde irán las golondrinas?

En las últimas semanas hemos dado el último adiós a dos grandes amigos y muy queridos personajes de la cultura en Chihuahua, me refiero a Magdalena Chavira y Don Benjamín Tena Antillón. Como suele pasar a esta que escribe, la conmoción por su partida me ha ocasionado una especie de bloqueo que me ha impedido mencionarlos en este espacio. La sensación es la misma que cuando en
tre sollozos entonábamos “Las golondrinas” cada fin de cursos en la escuela primaria para despedir a los compañeros que quizás nunca volveríamos ver, pero que sobre todo significaba despedir una etapa de nuestras vidas que sería irrepetible. Hay una tristeza intangible en el ánimo, un leve pero prolongado dolor punzante en el corazón por las ausencias que no pueden resarcirse de ninguna manera, sentimiento ante el cual cobra sentido la canción de Silvio Rodríguez: “…Mi unicornio azul ayer se me perdió y puede parecer acaso una obsesión pero no tengo más que un unicornio azul, y aunque tuviera dos yo solo quiero aquel, cualquier información la pagaré, mi unicornio azul se me ha perdido ayer, se fue...”. Ausencia de amigos que, aunque no nos viésemos a diario, significaron algo importante en nuestras vidas.
Magdalena canta para todos
Nos duele Magdalena a sus amigas porque era nuestro par; igual a nosotras en sentimientos, anhelos, gozos, desdichas y destino; porque era mujer y por el género debió sufrir lo que las demás y más aún; porque fue hija, hermana, esposa y madre y porque con su canto nos alumbró muchas veces el camino. Escucho su voz : “…cuando estoy triste lijo mi cajita de música, no lo hago para nadie, solo porque me gusta. Te espero, tu tristeza huele a ti y es menuda…” en una grabación única que ella personalmente puso en mis manos; la escucho y no puedo evitar el llanto. Con gran ingenuidad --o mucha soberbia-- pienso que canta para mí puesto que sabía perfectamente que me gustaba esta bella canción de José Pedroni . Magda se fue sin despedirse debido al encadenamiento de una serie de incidentes ocasionados por sus múltiples condiciones de vulnerabilidad: Por ser mujer sola, padecer una enfermedad mental y estar a merced de los depredadores de mujeres. Magda recibió una muerte que no merecía y ahora su voz ha quedado trunca, dejándonos en la orfandad de ella. Solo nos queda la indignación y con justicia pedimos el esclarecimiento de los hechos.
Lo que tengo bien claro es que Magda canta para todos, también para mí porque así lo necesito (como le dijo el cartero de Neruda), pero su canto es de todos quienes la quisimos.
Cuando un amigo se va
El 18 de febrero falleció Don Benjamín Tena Antillón, en su cama, rodeado de sus hijos, como corresponde a un hombre bueno que vivió largamente y tuvo la oportunidad de prodigarse en amor por el prójimo y sabiduría. Compañero y mentor de varios de nosotros, comunicadores que encontramos en Don Benjamín ejemplo, amistad y un gesto solidario permanente. Se le extrañará desde luego, pero creo que quienes convivimos con él podemos sentirnos privilegiados de haberlo conocido y aprendido de sus enseñanzas.
Nos duele la partida de Magdalena y Don Benjamín porque nos quedamos aquí… sin ellos.

Cultura, religión y política

Las nuevas revelaciones respecto a la vida secreta de Marcial Maciel, fundador de la poderosa agrupación religiosa Legionarios de Cristo, pone en entredicho no solo a la figura del controversial personaje sino a la congregación misma, pero sobre todo a las autoridades de la Iglesia que durante años han estado enteradas de las acusaciones que pesaban en contra del religioso y han hecho caso omiso, con lo que, de cierto modo, han permitido que se sucedan, o lo que es lo mismo: Tanto peca el que atenta contra la vida de la vaca como quien le detiene las extremidades. Una rápida revisión de la historia que envuelve a Maciel nos revela una larga y continuada situación de impunidad propiciada por la red de complicidades que la congregación había perpetrado hacia todos sus ámbitos de acción, sobre todo con los círculos de poder. Los votos de lealtad, obediencia y silencio absoluto que debían jurar los miembros de LC; nunca criticar al interior ni al exterior los actos o la persona de ningún directivo de la congregación, so pena de padecer la demonización interna, surtieron el efecto deseado para su fundador. La negación de la crítica y el desprecio para quienes no abrazaban el discurso, la hostilidad o el ostracismo abierto para quienes renuncian a éste y el culto a la personalidad del padre fundador, fueron sus prácticas habituales. Todo parece indicar que MM creó una organización a su medida. Muchos de sus allegados fueron sus principales víctimas y si callaron fue por el temor de ser expulsados de las filas de la poderosa congregación, convirtiéndose a su vez en cómplices. A través de su expresión seglar y la educativa, LC fue extendiendo sus redes de manera incontenible, ya que estar en el movimiento o simplemente dejarse ver junto a ellos, se consideraba signo de pertenecer a los círculos más exclusivos del poder. Sencillamente espeluznante. La comunidad religiosa que gira alrededor de la mística de los LC tendrá que replantearse nuevamente y probablemente recomenzar, lo cual siempre es sano.
Por otra parte, este tipo de personajes y sus prácticas perversas son comunes entre grupos cerrados de poder: el culto a la personalidad del líder, la omnipotencia del mismo y su conducta relajada en contraste con la imposición de extremas medidas de disciplina para los subalternos; los hipócritas discursos de redención que explotan la culpabilidad ajena para obtener simpatías y recursos; la manipulación del elemento “prestigio” como factor de adhesión.
Lo mismo ocurre en la religión que en la política y la cultura, tres elementos que a menudo aparecen juntos. Ejemplos abundan, recordemos nada más la complejidad del fenómeno de Hitler, la estrecha complicidad entre la curia y el Duce en Italia; el contubernio entre los intereses económicos más retrógrados de España y Franco; la divinización de Eva de Perón en Argentina. Así que, mucho ojo.
Terrorismo bancario
En los tiempos de Capone, la mafia mantenía su control económico ofreciendo protección y ejerciendo el terror sobre la comunidad y para ello se contrataban golpeadores profesionales, generalmente boxeadores fracasados, convertidos en sicarios por la necesidad, pero no por ello menos crueles. Las cosas no han cambiado mucho, hoy en día los bancos, ante la pérdida de su control económico, contratan bufetes de abogados que poco les falta para ser golpeadores ya que en su afán por ganar un cinco no dudan en acosar telefónicamente a los deudores, amenazando por lo regular a gritos e insultos a quien tiene la desfortuna de contestar una de esas llamadas que suelen hacer a cualquier hora del día y de la madrugada. ¿Qué también serán boxeadores fracasados?

Primavera

La primavera llega cautelosa este año. Dicen que se atrasó el invierno. ¡Quizás! ¿Quién lo sabe bien? Para los chihuahuenses herederos de la noción de temporada de nuestros ancestros campesinos, el clima sigue siendo un misterio difícil de develar y un tema recurrente. Por alguna extraña razón estamos todo el tiempo como anhelando que cambie, pero no tanto y a la vez que se sostenga en su devenir cíclico. Ojalá que este año si llueva, pero no de más; que este año no haga tanto frío, ni tanto calor. Lo cual no deja de ser un absurdo, mejor nos tendríamos que ir a vivir en otro lado, pero no, aquí seguimos, enamorados de nuestros amarillentos paisajes en tiempos de sequía y de los aires gélidos en tiempo de invierno. Por lo pronto digamos que aumenta la calidez d
e los días y sube la temperatura del deseo. He aquí la letra de una canción de Luis Eduardo Aute: Cada vez que me amas: “Tu sed transubstancia mi sudor en vino que bebemos en cada beso. Tus pies no se hunden en los lagos de mis lágrimas. Tu saliva siembra la luz en la noche de mis ojos. Tu voz resucita mis músculos dormidos
mis latidos sepultados. Tus manos, cuando me tocan, curan mis heridas más invisibles. Tu hambre fecunda peces que se multiplican como deseos de humedad en el múltiple pan de mi cuerpo, cada vez que me amas, es un milagro”. ¡Bendito milagro!

Renacimiento
La naturaleza, simbólicamente muerta durante el invierno comienza a emerger de nuevo durante la primavera. Ha sido así desde los tiempos en que se retiró el último glaciar, y lo es hasta nuestros días, antes de que devenga el cambio climático tan anunciado por apocalípticos y milenaristas. De modo que aún podemos disfrutar de la simple dicha de ver crecer los pequeños brotes verdes de la naturaleza, apreciar el perfume de los azahares y escuchar el canto breve de las aves que en estos días recobran bríos para cumplir los sagrados ritos de la fertilidad. Porque todo lo perdido está en algún lugar, todo lo seco se rehidrata y todo lo muerto renace. Como dice Mercedes Sosa: “Volver como la cigarra, después de un año bajo la tierra, igual que el sobreviviente que vuelve de la guerra.

8 de marzo

Hace una semana se conmemoró el 8 de marzo Día Internacional de la Mujer, lo que motivó celebraciones en muy diferentes espacios, algunas de las cuales vale la pena mencionar. Sobre todo, creo necesario destacar aquellos eventos donde se rescató la combatividad propia de la fecha, porque siempre hay que recordar que el 8 de marzo de 1906 ocurrió la tragedia que definió esta conmemoració
n, en donde cientos de mujeres trabajadoras de la textilera Cotton murieron atrapadas en la fábrica en huelga. Aunque ciertamente la fecha fue tomada como referencia a posteriori, el hecho ocurrió y representa la lucha de las mujeres contra la indignidad.

Premian a mujeres destacadas
Este 6 de marzo, el H. Congreso del Estado otorgó reconocimientos a 5 mujeres destacadas en distintas áreas de la vida comunitaria, premios que llevan los nombres de otras tantas mujeres relevantes: Bertha Chiu, María Edme Alvarez, Esther Orozco, Martha Sanchez de Araiza y Aurora Reyes. Entre las premiadas este año estuvieron la teatrista Perla de la Rosa y la escritora Rene Acosta, sirva este espacio para felicitarlas. El hecho marca un hito sumamente simbólico en la vida pública de la entidad ya que por vez primera nuestro máximo órgano de representación ciudadana reconoce los aportes de las mujeres chihuahuenses. Desde luego las mujeres aprovecharon la tribuna para dejar oír sus voces. Perla de la Rosa, actriz galardonada con el Ariel y activa promotora del teatro en ciudad Juárez, en un discurso valiente y combativo, no tuvo empacho en exigir mayor atención de las autoridades para resolver el problema de los feminicidios y que se revisen las políticas culturales del estado. A su vez, Esther Orozco expuso la necesidad de incrementar las acciones que eliminen la impunidad en el caso de la violencia hacia las mujeres. Desafortunadamente la prensa no logró reflejar la importancia del evento, la nota se fue a interiores en el mejor de los casos y en el peor ni siquiera se subió, lo cual no deja de ser desalentador. O bien, siguen siendo minimizados los logros de las mujeres o se sofocó intencionalmente para contrarrestar la combatividad del momento.

Mujeres que engrandecen Chihuahua
El Instituto Chihuahuense de la Mujer, por su parte presentó un libro que recaba semblanzas biográficas de poco más de 40 chihuahuenses destacadas, entre las que hay educadoras, políticas, actrices, cantantes, pintoras, poetas, benefactoras sociales, aviadoras, científicas...en fin, de muy diversos ámbitos de acción pero que tienen en común haber destacado en el desempeño de actividades que abrieron brecha. Muchas de ellas verdaderas pioneras que aportaron trabajo para engrandecer Chihuahua y ejemplo para las mujeres de las siguientes generaciones. Con esto, el Ichimu dio un paso definitivo en el abatimiento de un rezago, nos hace visibles y con ello rompe la cadena de invisibilidad en la que se nos ha tenido a las mujeres a lo largo de la Historia de Chihuahua. En este documento, escrito por la delicada pluma de Alma Montemayor, encontramos datos cruciales sobre muchas personalidades femeninas que solamente conocíamos de oídas y eso gracias a que la tradición oral no tiene límites que la encuadren o censuren. Enhorabuena y una sincera felicitación a Luisa Camberos y su equipo de trabajo.

Fuensanta

Imposible tratar de ser romántica, sobre todo cuando vives rodeada de mentalidades tan racionales y científicas. Digo esto porque hace un año esta que escribe viajó al estado de Zacatecas acompañada por un grupo de amigas entrañables. Algunas de ellas entre las más connotadas investigadoras y académicas de Chihuahua y/o dedicadas a la reflexión y acción política por convicción. Viajamos hasta el poblado de Jerez, ciudad cuya fama viene no solo de su fisonomía colonial, que bien se conserva, sino también por ser la cuna del poeta Ramón López Velarde. Desde luego visitamos el antiguo inmueble donde el bardo pasó su infancia, hoy convertido en museo. Me cautivó la austeridad del edificio, sus gruesos muros de piedra y adobe, la umbría frescura que se percibe en sus zaguanes y la calidez de las habitaciones. De cierto modo, supongo, haber crecido en esta matriz debió forjar el carácter del poeta, de fuego y hielo a la vez, así como una buena parte de su iconografía poética. Ciertamente, la ciudad de Jerez conserva, casi de manera perfecta, el espíritu provinciano que tan bien fue definido durante la etapa nacionalista de nuestra cultura y que aún permanece en el imaginario del mexicano como la Suave Patria.
Pues bien, en los días de la anécdota, plagada de pensamientos como estos caminaba yo por las calles de Jerez, admirando el entorno, el ambiente y la gente ( los lugareños, como diría el poeta); al internarnos en la tradicional plaza principal no pude evitar exclamar en voz alta: “Amigas: Me siento emocionada solo de pensar que por estos corredores caminaba Fuensanta, con su largo vestido de seda --seguramente negro porque siempre estaban de luto-- y la cabeza cubierta con una chalina que apenas dejaba ver su rostro, y a López Velarde que, enamorado hasta las cachas, la veía pasar sin poder confesar su amor”. Atrás de mi escuché una voz que me regresó de golpe a la realidad: “Pues dicen que era muy fea, y ya viste la foto del poeta, era bastante guapo, quién sabe qué le vería a la Fuensanta. Como que era su imaginación exacerbada, ya muertita aquella…”. ¡Zas! Sentí como un baldazo de agua fría. Ni hablar, quién me manda andar entre feministas ultra racionales.
No obstante, tengo la convicción de que por las calles de aquella ciudad zacatecana deambula el fantasma del poeta, de su musa Fuensanta y de un México que se ha perdido bajo el imperio de las transnacionales, las cuales con sus letreros de neón inundan todas las urbes del mundo globalizado; un México apacible y amable, antiguamente habitado por humanos que se sentían hermanos y hermanas entre sí, y que hoy está a punto de sucumbir, azolado por males tan gigantescos como la pobreza extrema, la impunidad, la injusticia, la censura y una absurda confrontación que por más que nos quieran vender la idea de su bondad yo pregunto ¿Cuándo la violencia ha sido buena? Violencia sobre violencia solo produce más violencia. No cabe duda que los valores se trastocan.
Transcribo un bello poema de López Velarde: Hermana, hazme llorar... Fuensanta: dame todas las lágrimas del mar. Mis ojos están secos y yo sufro unas inmensas ganas de llorar. Yo no sé si estoy triste por el alma de mis fieles difuntos o porque nuestros mustios corazones nunca estarán juntos. Hazme llorar, hermana, y la piedad cristiana de tu manto inconsútil enjúgueme los llantos con que llore el tiempo amargo de mi vida inútil. Fuensanta: ¿tú conoces el mar? Dicen que es menos grande y menos hondo que el pesar. Yo no sé ni por qué quiero llorar: será tal vez por el pesar que escondo tal vez por mi infinita sed de amar. Hermana: dame todas las lágrimas del mar...

Poe

El pasado mes de enero se conmemoró el 200 aniversario del nacimiento de Edgar Allan Poe, uno de los más grandes literatos de los Estados Unidos de América, motivo por el cual se celebra en todo el mundo. Heredero del romanticismo, recaba en su creación literaria la iconografía típica de la escuela romántica, la necrofilia, la inclinación por los temas góticos, los ambientes fantásticos. El mismo Allan Poe fue un personaje controversial cuya vida estuvo plagada de vicisitudes a causa de su origen, la orfandad temprana, su genialidad, una educación contradictoria y su adicción al alcohol. Recreó el género gótico y prácticamente fue el iniciador del género policiaco. Algunos lo consideran el mayor poeta en lengua inglesa de su generación. De hecho su influencia fue inmediata en todo el mundo. El poeta francés Baudelaire se considera su discípulo; el inglés Connan Doyle crea a Sherlok Holmes inspirado en el Dupin de Poe; el estadounidense Lovecraft da continuidad a la línea gótica en una vertiente fantástica; en América Latina destacan el nicaragüense Rubén Darío y los argentinos Jorge Luis Borges y Julio Cortázar; este último: biógrafo y traductor. Solo por mencionar algunos de los escritores que le sucedieron, ya que su impronta se extiende de manera ilimitada a través de expresiones masivas de la cultura como son el cine, la radio y la televisión.

Los méritos del escritor son enormes, sobre todo porque logra desentrañar la esencia psicológica en la literatura. Dentro de los géneros negros advierte que el efecto de horror como recurso de verosimilitud emerge del subconsciente del lector antes que de la trama. En otras palabras: el texto literario despierta aquellos temores internos generalmente adormecidos que llevamos en el inconciente y que se traducen en ansiedad, pánico, paranoia. El verdadero horror no viene de agentes externos, sean fantasmas, alienígenas, vampiros o monstruos, sino del interior de los personajes. Así es como el escritor encuentra los hilos conductores de sus narraciones en sentimientos como la culpa en El corazón delator, la ignorancia en Los crímenes de la Rue Morgue. También, por ejemplo, según Poe la maldad no está en los otros, como en William Wilson, sino en uno mismo, lo que finalmente provoca la autodestrucción.

Pienso en esto mientras recapacito en aquellas situaciones de la vida cotidiana que inadvertidamente nos mantienen en estados de horror suscitados a veces de manera deliberada. Por ejemplo: La persona que es acosada sexualmente en su lugar de trabajo por algún superior, aunque en teoría puede salirse de ese círculo vicioso, en realidad no puede ni siquiera denunciarlo. Al menos así me lo describió una amiguita que sufrió los continuos acosos de su jefe. Ella, una muchacha guapa, brillante, muy joven, que tenía que soportar las inoportunas “visitas” del sujeto, a deshoras, cuando sabía que estaba sola en su casa, para invitarla a tomar un trago, al cine o lo que se le ocurriera, sin que ésta pudiera ni siquiera pedir ayuda pues simplemente no sabía qué hacer. Así que no quedó más remedio que renunciar, lo cual, desde cualquier punto de vista es injusto.

Las víctimas de este y otros tipos de acoso sexual suelen sufrir de manera inenarrable, ni Edgar Allan Poe lo podría describir. Regularmente la víctima de acoso sexual-laboral manifiesta un estado cercano a la paranoia relacionado con una culpa ficticia por haber provocado al acosador; pierde peso, se enferma, tiene dificultades para concentrarse, comete errores, sufre además el muy tangible peligro de perder el empleo, y por ende baja su productividad. ¿Y los acosadores? Bien, gracias.



El tema da para mucho, ya es tiempo de que se castigue efectivamente este tipo de delito y de que existan acciones para evitarlo en los ambientes laborales, sea por la vía de la capacitación o por la de la penalización, o ambas, pero ya. ¿Usted, qué opina?

Sapos

Con toda su fealdad, los sapitos también son animalitos de dios, decía mi bisabuela por lo regular investida de un gran espíritu franciscano. Así es, no obstante su asquerosa babosidad y fea apariencia, los sapos han inspirado leyendas, cuentos, chistes y no pocos refranes populares.
Los sapos tienen su lado romántico, si no me creen imagínense que están con su pa
reja una noche de luna llena en primavera, a la vera de un estanque, escuchando el concierto amoroso de los sapos. ¿No le dan ganas? La poética popular ha hecho del sapo uno de sus íconos del amor desgraciado, porque eso de ser tan poco agraciado físicamente y tan enamorado, solo se compensa cantando del ronco pecho de’sas de amor y contra ellas. Recuerden esa bella canción titulada El sapo cancionero: Sapo de la noche, sapo cancionero, que vives soñando junto a tu laguna, tenor de los charcos, grotesco trovero que estás embrujado de amor por la luna… Yo se de tu vida sin gloria ninguna, se de la tragedia de tu alma inquieta, y esa locura de adorar la luna que es locura eterna de todo poeta…etc. Y la que interpretan mis queridos amigos Carlos Castillo y Jesús Bell (Puede ser): Llueve y como he prometido aquí me tienes, he atravesado el campo salto a salto, igual que el más humilde de los sapos. Sabes, en el estanque ya no caben los lirios en que escrito tus canciones, te las podría croar toda la noche. Si pudieras ver, detrás de mis verrugas soy mejor de lo que crees… Mira, disfruta esta pequeña fantasía y se te crees mayor para los cuentos puedes pensarte niña unos momentos. Piensa, ya estoy acostumbrado a la paciencia… (Mmm, qué romántico).
De cine, cuentos y refranes.
El cuento más popular es el del príncipe que por un hechizo había sido convertido en sapo pero que al ser besado por una bella chica recuperaba su personalidad y guapeza. Aquí la lección era que no importaba la apariencia si a través de la bondad hasta un feo sapo podía convertirse en un príncipe azul. Desafortunadamente, contrario a la fantasía del cuento romántico, para muchas mujeres la experiencia resultó al revés, una vez que se besaba al bello príncipe este se convertía en el verdadero sapo asqueroso que llevaba dentro.


La peor de las historias es la fábula del sapo buena onda que le dio su lomo al alacrán para cruzar una corriente creyendo que en agradecimiento este no le habría de hacer nada, sin embargo, el alacrán utilitarista y manipulador, una vez logrado su propósito y viéndose a salvo del otro lado del río, le enterró su aguijón venenoso y riéndose del sapito le dijo: Nunca debiste confiar en un perverso venenoso como yo, bai… (¿Dónde lo he vivido, dónde?)

En cuanto a refranes de sapos, estos abundan, aquí menciono algunos: De acuerdo el sapo es la pedrada; qué culpa tiene la estaca si el sapo salta y se entrampa; p’alante salta el sapo aunque le saquen los ojos; sigue creyendo que porque el sapo brinca es de caucho; sapo que sale a la carretera, agua espera; en abril setas mil y en mayo puro sapo; a callarse ranas que va a predicar el sapo.
Lo más inusitado de las ficciones donde intervienen sapos: La lluvia de sapos al final de la película “Magnolia” de Paul Thomas Anderson. La milagrosa caída de los anfibios, ocurrida en el clímax de la historia, trastorna el curso de la narración de una manera abrupta, haciendo quedar atrás la vorágine desencadenada de los hechos y ayudando a los personajes a recuperar la serenidad hacia un desenlace armónico. ¿Cuántas veces hemos deseado que caiga una lluvia de sapos que nos saque de algún angustioso trace?

Grafología


Vaya esta columna para recordar a don Joaquín de la Fuente, insigne poeta, educador visionario y uno de los más doctos grafólogos que ha existido en la historia de esta extraordinaria ciencia en Chihuahua. Palmorence de origen, el Profr.de la Fuente fundó el que fuera uno de los más prestigiados centros educativos de su época, el Instituto Comercial, y desde ahí contribuyó a formar a no pocas generaciones de estudiantes de educación media. Esta que escribe formó parte de la planta docente de dicha institución durante tres años.
En más de un sentido, aquella estancia en el “Comercial” fue aleccionadora y extremadamente formativa para mí. Si bien no fueron mis comienzos en la docencia, si los que me ayudaron a definir competencias que luego me serían muy útiles en el ámbito de la educación, sobre todo en el diseño de materiales educativos.
De don Joaquín, tengo que decirlo, siempre admiré esa especie de convicción poética que lo animaba a ser congruente con sus ideas aunque estas parecieran descabelladas para mucha gente, así como la misteriosa fuerza espiritual que lo rodeaba en todo su hacer y que le ayudaba a salir con bien de cualquier tipo de escollos.
Con frecuencia teníamos largas charlas en las que me explicaba aspectos de su trabajo como grafólogo. Gracias a su intervención, en Chihuahua se resolvieron una buena cantidad de conflictos legales y uno que otro caso criminal. Seguramente sus descendientes guardarán por ahí algún nutrido racimo de anécdotas.
Por esos años le llevé un documento firmado por el director de la empresa donde yo estaba empleada, un licenciado Domínguez quien con ingenua soberbia había mandado imprimir cheques más grandes porque en los de tamaño estandar no le cabía completa la firma. Desde luego había sido el hazmerreír de sus subalternos que vieron en ello un gesto de humor involuntario.
Don Joaquín revisó la firma y comentó que, a juzgar por su dimensión y los trazos, el sujeto manifestaba una personalidad tendiente a la megalomanía que en realidad ocultaba una fuerte inseguridad en su persona y desconfianza hacia los otros que se traducía en conductas de extrema crueldad, seguidas de fuertes crisis de conciencia y arrepentimiento que sin embargo no podía demostrar por no delatarse.
Me sorprendí enormemente por la exactitud en la descripción de la forma de ser del ya mencionado licenciado Domínguez y desde entonces me quedó la convicción de que la firma dice mucho más de alguien, quien sea, que cualquier análisis psicoanalítico. ¿Ustedes creen? Se los dejo a su criterio.
Agradecimientos
La vida me ha dado varias lecciones interesantes. Una de ellas es que, como ya lo he dicho antes, no existe gremio más solidario que el de los periodistas. Por ello agradezco aquí a los amigos de El Cántaro, Bien Informado, Otras Noticias y La Opción de Chihuahua, su interés por difundir el contenido de esta sección. ¡Vaya un abrazo de agradecimiento para ustedes!

Sunday, January 18, 2009

Los mandarines



Una tarde de finales de los años setenta, cuando aún no cumplíamos los veinte, mi amiga Irma Ramírez --de quien guardo gratísimos recuerdos—me obsequió un ejemplar gastadísimo de Los Mandarines de Simone de Beauvoir. Comencé su lectura, más que nada con curiosidad pues nuestra cultura en esa época era bastante limitada. Muchos libros y autores nos llegaban así, de mano en mano, sin antecedentes previos. En Chihuahua no había suficientes librerías. De la escritora solo sabía en esos tiempos que era la artífice intelectual del feminismo contemporáneo y autora de El Segundo Sexo, que conocía de referencias.

Irma vio en la joven a esa materia dispuesta y mente abierta para apreciar el texto que estaba entregando en sus manos. Ahora creo que no tener limitaciones ni prejuicios ideológicos en cuanto a lecturas, de entrada me permitió mantener la capacidad de asombro y de apreciación literaria, de este y otros libros.

Pues bien, en esa primera lectura de Los Mandarines descubrí a la Beauvoir como la gran escritora que era, creadora de una prosa de gran belleza; además, lo suficientemente inteligente para lograr una trama y una historia de un asunto que parecía tan de poco interés para las masas lectoras, pero de gran importancia para los iniciados en la filosofía y la historia del siglo XX, agregando a lo anterior una profunda reflexión moral.

La extensa novela ofrece un retrato íntimo y profundo pero sin complacencias de aquella clase social, los intelectuales franceses, que habían logrado sobrevivir medianamente durante la ocupación nazi en los años de la segunda guerra mundial. Geniales, cultísimos, famosos con la fama que les daba su altura intelectual y su aparente congruencia ideológica –todos participaron, de un modo u otro, al lado de la resistencia y de las causas más sensibles del pueblo francés--, Sartre, Camus, ella misma, habían llegado a la culminación de una etapa en la historia de su país y de su vida, pero no libres de pecado.

La extraordinaria novela de la autora de El Segundo Sexo ejerce aquí una crítica implacable de si mismos. El título es devastador: Por “Mandarines” entendemos aquellos personajes que reinaban en la China imperial, omnipotentes, inexpugnables, opulentos, caprichosos, lujuriosos, decadentes, hastiados de poder, cubiertos de glorias inmerecidas. Así pues, los mandarines de Beauvoir son esos intelectuales franceses que fueran tan influyentes en la cultura mundial de mediados del siglo XX, de los que ella misma formaba parte. La libertad de espíritu de la escritora prevaleció por encima de sus intereses personales, llámense sentimentales o ideológicos, para ejercer una autocrítica feroz.

El libro de Irma ahí está y al paso de los años he logrado contener en mi biblioteca una muestra de la obra de la escritora, a quien sigo admirando y de quien sigo –más que nunca—siendo partidaria y me pregunto si habrá en nuestras tierras alguien capaz de acercarse a la reflexión y a la descripción de los hechos relacionados con los mandarines de la cultura chihuahuense: Su lucha en la marginalidad, su posicionamiento en el poder, sus mafias y sus resbalones. Reto a mis colegas escritores, seguramente habrá alguno que pueda ahondar en los vericuetos de la crisis de la clase intelectual que se sufre en nuestro medio.

Por cierto que Chihuahua sigue sin librerías, y ¡Vaya!... ni siquiera el Gobierno ha podido poner al alcance de los compradores de libros sus propios títulos.


La quedada



Antaño, en todas la familias había tías reconocidas como “señoritas quedadas”; mujeres que habían alcanzado la edad madura sin haber estado casadas, ni habían tenido hijos. Solteronas, pues. Por lo regular se les tachaba de amargadas y/o extremadamente religiosas, puesto que no teniendo una familia propia desahogaban sus afanes en atender las cosas de la iglesia y de los curas. Ellas se defendían diciendo que preferían quedarse a vestir santos que a desvestir borrachos. Como sea, la “señorita quedada” era una institución familiar insustituible, puesto que eran estas solteras las que con frecuencia se hacían cargo de los padres ancianos, hermanos abandonados y hasta de los sobrinos huérfanos. Tal institución social debe tener sus orígenes en la vestales, aquellas mujeres célibes que en la Roma antigua se dedicaban a cuidar los templos de Vesta, la diosa del fuego sagrado. Las vestales, siendo aún niñas impúberes, eran seleccionadas de entre las familias más respetables de la ciudad y llevadas al templo donde debían permanecer célibes durante treinta años. Solo que mientras las vestales eran muy respetadas, casi adoradas como diosas, las señoritas quedadas de nuestra institución familiar judeocristiana, son despreciadas por no tener “hombre”. Bueno, es un decir, porque ahora me asaltan las dudas de si todas esas sufridas “quedadas” realmente fueron castas. Como sea, la quedada ha sido motivo de escarnio, burla, manipulación y discriminación de múltiples formas.


En contraparte, la señorita quedada ha sido reivindicada inspirando memorables personajes literarios; uno de estos personajes, entre los más bellos, se encuentra Amaranta Buendía, creada por la genial pluma de García Márquez en “Cien años de soledad”, aquella que se ocupó los últimos años de su vida a bordar su mortaja y recordar el amor perdido, mal juzgada por sus propios como estéril, fría y seca, mientras que en realidad era un eje importante para contener el desbordamiento de su extraordinaria estirpe, tal como lo comprendió Úrsula, la madre, al final de su vida.


Mujer, casos de la vida real 2

Las quedadas de hoy son un tanto diferentes, algunas estudian, trabajan toda su vida, son eficientes, a veces ganan un salario más o menos bien, pero siguen siendo las sacrificadas, discriminadas y despreciadas mujeres sin hombre. Peor, además, porque al no tener hombre presente suelen ser objeto de todo tipo de manipulaciones. Así le sucedía a Elsa Arratín, una querida amiga, quien obtuvo un título universitario y gracias a una figura agraciada y buenos contactos pudo acomodarse en empleos regulares a pesar de que se le consideraba medio tontita. En una de éstas logró colocarse como administradora plenipotenciaria, nadie se explicaba por qué, de los bienes materiales, financieros y humanos de la institución donde prestaba sus servicios, con los consabidos desatinos que puede provocar una persona de pocas luces en la cabeza con tanto poder en sus manos. ¡Pobre Elsita! Ya nadie la aguantaba por prepotente, histérica, humillante y gritona; solo su jefe, el cual solía calmarla con un -licenciada, no se ponga así- al tiempo que le acariciaba el brazo y el hombro –nada más autorice esta compra y para la próxima reunión del directorio rente aquel hotel con alberca, a poco no le gustaría nadar un rato, ponerse un trajecito de baño y relajarse mientras nos tomamos una copa, juntos.


Nota de última: Revive el caso de la maestra Sonia. Triste, eso les sucede a las mujeres que se pasan de honestas
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Sunday, January 04, 2009

El dolor de fin de año




Escribo el presente texto justo el 1 de enero del 2009. El pasado quedó atrás con su legañas y temores, sólo resta esperar lo que traerá el futuro y como me ha escrito un querido amigo, solo me arrepentiré de lo que no hice porque lo hecho, hecho está. Con pena confieso que en el plano personal lo único que me duele es el estómago (de paso confirmo que yo si tengo estómago) debido a la generosa cantidad de sabrosuras que solemos ingerir con motivo de las fiestas de fin de año. Ya saben ustedes: Pavo, pierna, tamales, pozole, buñuelos, champurrado, moles, vino, champaña, pastas, sopas, pasteles, ensaladas, postres de todos, en fin la lista de delicias es ina-go-ta-ble, lo que da cuenta de nuestra tendencia hedonista de búsqueda del bienestar. Con sabiduría aristotélica dice el rarámuri en su nawésari: Hay que estar bien. Y con ese afán nos aplicamos, esta que escribe y familia, en seguir los rituales de advenimiento de un nuevo ciclo, despidiendo el anterior con abundancia en los placeres gastronómicos. Digamos, pues, que el exceso de dicha se refleja en ese dolorzuelo simplón que se manifiesta con agruras leves. Afortunadamente este tipo de dolor se cura, como bien dice el pequeño José, mi sobrino de dos años, con una pastilla de esas grandotas que hacen burbujas en el agua. Así de simple. ¡Zas! Y queda la dicha…

Mensajes fraternos

La mayor parte de los mensajes que se cruzan por estas fechas llevan ese sentido, el estar bien como anhelo de un futuro inmediato. Nos preocupa alcanzar la felicidad, tener salud, superar los trances económicos, vivir con armonía, encontrar el amor apasionado. ¿Será porque al final del año experimentamos una especie de síndrome que nos hace extrañar todo ello? Quizás, pero al menos por el lado de esta que escribe, haciendo un balance del año que pasa puedo decir que comprendí que la dicha se encuentra justamente en las cosas simples y cotidianas que nos rodean: la familia, los amigos, el paisaje, la música, la literatura, los colores de la vida. A Dios gracias, tuve en los momentos críticos el entrañable amor de una familia cariñosa y protectora, la solidaridad de una gran cantidad de amigas y amigos, una vida interior profunda y el orgullo de haber criado a dos hijos talentosos, plenos de valores que los inclinan hacia el arte y el compromiso social. De los hijos, escritores ambos, tengo que decir que han logrado destacar lejos de esta tierra, donde sus cualidades literarias se han apreciado no por ser juniors de papi, mami o parientes de ningún político en voga, y sin tener complicidad alguna con los mandarines de la cultura chihuahuense. ¿Qué más puedo pedir?

En conclusión: La dicha no se encuentra ni en el dinero ni en la fama, mucho menos en el poder. Pobres de aquellos que navegan con el poder sin saber qué hacer, lo único que se les ocurre es desear más poder, convirtiendo está dinámica en un círculo vicioso.

No perdamos de vista que solo tendremos un futuro armónico si podemos restaurar los valores que nos han hecho ser familia, amigos y ciudadanos comprometidos con nuestra comunidad.