Tuesday, September 30, 2008

Costumbres pueblerinas

En el pueblo de mis ancestros Santa Isabel de los Tarahumares, rebautizado después con el republicano nombre de General Trías, había rituales de socialización absolutamente indispensables para fomentar la armonía social y garantizar la sobrevivencia de la comunidad. Alrededor de la arbolada plaza pública se agrupaban la iglesia, los comercios, la escuela, las cantinas y el edificio de las autoridades. Cada domingo, la gente de bien sacaba sus mejores prendas e invariablemente acudían a misa de media mañana; después los jóvenes paseaban alrededor de la plaza, los muchachos en una dirección, las muchachas en otra, momento que les permitía echarse ojitos, de donde no pocas veces surgieron los enlaces que nos permiten existir ahora; tampoco faltaban las almas descarriadas que desviaban su camino para entrar en las cantinas, y las distraídas que perdían las horas en el popular intercambio de información local, actividad conocida como chisme. Pero el tiempo pasa y las costumbres si no se pierden por lo menos se transforman. Hoy en día permanecemos más tiempo en actitud muda frente a la televisión, o en el Internet (chat, blogs, metroflogs, etc.), que socializando en lugares públicos. Entre los pocos reductos de contacto social que nos quedan, que no sea el trabajo, se encuentra la visita al super (o el moderno Mall), actividad a la que le invertimos con bastante placer varias horas a la semana. Esto tiene sus desventajas y sus ventajas; entre las primeras el excesivo consumo y subsiguiente gasto, entre las segundas la posibilidad de hallar antiguos amigos o condiscípulos, familiares y hasta ex algo que hace tiempo no se ven, charlar, actualizar información mutua y reanudar relaciones, lo que siempre será gratificante. Así es como en las últimas semanas la que escribe ha reencontrado a queridísimas amistades. En el fondo no importa que tanto hayan crecido las ciudades, seguimos siendo los mismos pueblerinos y andamos todo el tiempo repitiendo los ancestrales ritos que nos heredaron nuestros padres.

Juno y los falsos críticos de cine

Hubo en esta ciudad un legendario columnista –supuesto crítico de cine--que solía escribir sendas reseñas de apreciación cinematográfica en donde evidenciaba su total desconocimiento del género en términos artísticos y técnicos. Era desde luego un entusiasta cinéfilo que no faltaba al cine cada semana y para salvar su falta de instrucción centraba sus comentarios en juicios morales; incluso creó su propia clasificación para recomendar de manera positiva o negativa tal o cual cinta. Desafortunadamente, los jóvenes que crecieron con su columna actuaban a la inversa y cada vez que el hombre tachaba de incorrecta alguna película ésta se instalaba hasta arriba en el tope de asistencia local, quedando sin efecto su censura. Con ánimos de no cometer el mismo error, esta que escribe se atreve hoy a comentar sobre cine. Juno, escrita y dirigida por Jason Reitman, ganó este pasado febrero el Oscar al Mejor Guión, llevando como protagonista a la joven actriz Ellen Page, quien estuvo nominada en la categoría de Mejor Actriz. Sin caer en el garlito de que los criterios de la Academia sean lo máximo, si vale la pena reconocer los méritos del guión esta cinta que logra, con un sencillo lenguaje cinematográfico, trasmitirnos un mensaje esperanzador esencialmente necesario en estos tiempos de transición. La diosa Juno de la antigua mitología grecorromana presidía el culto a la fertlidad y la estabilidad familiar, y representaba el poder de las mujeres pares, no las esclavas o siervas, no las victimizadas o burladas mujeres, sino aquellas matronas que sostenían con firmeza la unidad social a pesar de las inconstancia de los varones. Nuestra Juno, una chica de 16 años embarazada, detenta estos atributos, es dueña de si misma, toma decisiones y guía su entorno a favor de un desenlace armónico. Se trata de una visión utópica sobre una realidad alarmante: el creciente índice de embarazos no deseados entre adolescentes. Realidad que suele presentarse cargada de conflictos e incomprensiones. Pues bien, el mérito de Juno la película es justamente definir alternativas más amables de solución a este problema, sobre todo fortaleciendo el reconocimiento simbólico de la mujer fuerte (strong woman) que representan Juno y las mujeres que la rodean

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