Tuesday, September 30, 2008

Lo busqué y no lo hallé

A propósito de Poetas, nuevamente recurro al salmantino Fray Luis de León (1527-1591), a quien ya antes he mencionado. Brillante, pulcro en la métrica y estilo, Fray Luis se ha hecho famoso en el anecdotario de la Literatura Hispana por su traducción del Cantar de los Cantares y su estadía en las mazmorras de la Inquisición. He aquí: Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; /Lo busqué, y no lo hallé. /Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; / Por las calles y por las plazas / Buscaré al que ama mi alma;/Lo busqué, y no lo hallé. / Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,/Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?/Apenas hube pasado de ellos un poco, / Hallé luego al que ama mi alma;/ Lo así, y no lo dejé,/ Hasta que lo metí en casa de mi madre,/Y en la cámara de la que me dio a luz. /Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, / Por los corzos y por las ciervas del campo,/ Que no despertéis ni hagáis velar al amor…” Si bien, el amor místico descrito por el salmantino alcanza altos grados de erotismo, lo que le significó la cárcel, una vez superada esta situación penosa escribió: "Bien como la ñudosa/ carrasca, en alto risco desmochada/ con hacha poderosa, / del ser despedazada/ del hierro torna rica y esforzada,/ querrás hundirle, y crece / mayor que de primero; y, si porfía / la lucha, más florece;y firme al suelo envía/ al que por vencedor ya se tenía."

Verdad, Paz y Amor.

Un vistazo a los clásicos de la literatura siempre ayuda a comprender el mundo que nos rodea; un buen texto literario no sólo nos hace disfrutar el placer de la lectura sino que nos debe hacer reflexionar para reinterpretar la realidad que nos rodea. Un libro para releerse en estos días es el de 1984 de George Orwell, novela de ciencia ficción escrita en 1948 que preconiza el inconmesurable poder que habrían de alcanzar en el siglo XXI los medios de comunicación electrónicos, así como la deliberada tergiversación semántica de significados y significantes como estrategia de manipulación política. En la sociedad ficticia de Orwell, el poder es representado por la figura omnipresente del Gran Hermano que desde pantallas de televisión controla todos los actos de los individuos; tres ministerios regulan las relaciones sociales: El ministerio de la Paz vigila el orden social y dirige constantes acciones bélicas contra invisibles enemigos; el de la Verdad regula la educación, los medios de comunicación y toda producción editorial cuidándose de crear mentiras tan bien hechas que parezcan verdades y el del Amor, con un cariz religioso supervisa toda acción de carácter ideológico –político. Cualquier semejanza con nuestra realidad actual no es coincidencia.

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