Tuesday, September 30, 2008

Lecturas para no dormir


Seguramente a usted le ha pasado, despierta en mitad de la madrugada, son las dos de la mañana y ya no puede volver a conciliar el sueño. Inicialmente se resiste, se dice a si mismo: Qué lástima, tan bien que iba en el sueño… ¿Qué no podré volver a dormir y retomar esa utópica historia (o esa excitante aventura)? Cierra los ojos con fuerza, cambia de posición, reacomoda las almohadas, se retira la manta o se coloca otra, trata de olvidar las malas experiencias del día, que en apariencia apenas si dejaron huellas perceptibles en la mente pero a esa hora se magnifican; intenta con el método de la respiración y falla, enseguida intenta con el método del ensueño que consiste en evocar solo situaciones gratificantes, un paisaje hermoso, una compañía placentera, alguna posible experiencia amorosa, más todo es inútil y la realidad se impone en forma de insomnio avasallante. Desde luego, lo malo no es no dormir una noche, sino tener que trabajar al día siguiente desde temprano y estar bien, descansado y alerta para resolver los problemas que se presenten. Le recomiendo entonces entrarle al toro por los cuernos e invertir el insomnio en cosas que aporten algún placer o algún provecho intelectual, de modo que al amanecer se encuentre usted totalmente satisfecho de si mismo. En cuanto a los placeres, no creo tener que ser muy explícita, cada quien tiene los suyos, puede levantarse a preparar un buen sándwich de varios pisos, servirse uno o dos tragos, fumar otro cigarro y otro, navegar o chatear por internet, despertar a su pareja para jugar un rato cualquier juego de su preferencia, encender la televisión y ver completas las películas de la madrugada o, si aguanta el frío, sacar a pasear a la mascota. En provecho intelectual le recomiendo algunas lecturas apetecibles: Para insuflar su chihuahuaneidad “Crónica de un País Bárbaro” de Fernando Jordán; para reconocerse como un ser absolutamente normal y más que decente:”Los diarios expurgados de Anais Nin”; para compadecerse de los incomprendidos que usted tampoco podrá comprender: “ Donatien Alphonse Francois, marqués de Sade” , la biografía escrita por Maurice Lever; si le gusta la Historia de México: “La invasión” de Ignacio Solares; o la Historia contemporánea: “Las armas del alba” de Carlos Montemayor; la perfecta lectura para no dormir: “El Cuervo” de Edgar Allan Poe en versión ilustrada por Gustave Doré; algo de buena dosis de poesía chihuahuense: “El agua y la sombra” de Enrique Servín; en el pleno disfrute literario: “Poesías Completas y El Minutero” de Ramón López Velarde; o a la inversa, si no busca la autocomplacencia, para documentar su pesimismo puede usted leerse, de cabo a rabo, el último número de la revista Proceso, en donde siempre encontrará razones para indignarse. En situación semejante, la que esto escribe suele redactar la presente columnilla, como hoy, cinco de la mañana, escuchando a la Callas (¡Oh, casta diva…!). A mi lado, Beto, mi poodle, dormita resignado con las patitas delanteras sobre la cabeza.

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