Tuesday, September 30, 2008

Mis amigos son unos atorrantes.

Cierto colega periodista, con motivo de la reflexión que se hace el fin de año, publicó una lista de sus amigos, la mayoría gente muy notable en Chihuahua. Entre los enlistados se encuentran algunos que también son mis amigos, como el queridísimo ya desaparecido Nacho Medrano, de quien guardo gratos recuerdos. Pues bien, dicha nota me hizo preguntarme si sería capaz de publicar la lista de mis amigos, no los que obliga la conveniencia política, sino los de a de veras, los que han estado conmigo en las buenas y en las malas, los que me ponen su hombro para llorar y a quienes muchas veces les he extendido el pañuelo para secar su llanto, los que van a visitarme cuando estoy enferma llevándome un caldito de pollo, a quienes les he hecho guardia en el hospital cuando ha hecho falta, los que alguna vez se han esforzado por sacarme de la depresión haciéndome sentir que soy un ser valioso como todos, los que comparten conmigo sus logros personales y sus dichas familiares, los que se atreven a pedirme favores que a nadie más, por quienes y solo por su amistad, porque les quiero, he estado en situaciones inenarrables pero de las que al fin salimos triunfantes. Esos amigos a los que puedo llamar a cualquier hora y pedirles tiempo para hablar, los que me llaman en la madrugada porque no pueden conciliar el sueño, los que me tranquilizan cuando paso por alguna pena, los que aceptan el regaño porque saben que es con cariño, los mismos que luego llegan y dicen yo te ayudo a juntar piedras, nomás dime contra quién. En fin, podría escribir sus nombres, no son tantos, ni tan pocos y quizás no me alcance el espacio, pero no lo haré porque no les gusta figurar ya que ellos y ellas, en su mayor parte no son de los notables del pueblo, son gente común y no pocos son unos atorrantes genuinos (como en la canción de Serrat). Algunos de ellos y ellas han estado conmigo desde la infancia o la adolescencia, viven a mi lado o en la casa de enfrente, fueron condiscípulos en la Universidad o compartieron conmigo en los distintos ámbitos laborales, en la militancia o hasta en el Café. Las amistades surgen por afinidades y se prolongan por afecto. A esos amigos y amigas les deseo lo mejor de la vida este año y los que siguen, y espero que en un futuro, como dice uno de esos grandes amigos, tengamos oportunidad de vivir juntos nuestra vejez para compartir los achaques, el amor por los nietos, recordar tiempos pasados y por lo menos servirnos de bastón, en suma: seguirnos queriendo y apoyando.

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