Tuesday, September 30, 2008

Santones oigas

Si no cuento esta historia me ahogo: Hará unos siete años que varios conocidos nos reunimos a conversar en casa de una pareja de amigos. Entre los presentes se encontraba cierta connotada científica chihuahuense, amiga de mi familia. La conversación se prolongó durante horas al calor de algunos tragos. Temas de charla hubo muchos y diversos, sobresaliendo el asunto de la violencia hacia las mujeres en el estado de Chihuahua que no cejaba. Curiosamente, entre los conversadores se hallaba también un antiguo maestro universitario y líder político que de inmediato se adueñó del trono de la siguiente manera: alguien iniciaba un tema de conversación, cada uno de los presentes manifestaba su opinión y cerraba emitiendo la suya el santón, el cual se veía a si mismo venerado por todos por más arcaicas o fuera de lugar que eran sus ideas. Al cabo de un buen rato en esta dinámica me dio comezón en el cerebro. ¿Por qué? --pensó la que esto escribe-- ¿Este personaje debe decir siempre la última palabra por muy venerable anciano o muy masculino que él sea? Y con bastante culpa por el desacato a las canas, no al género, comencé expresar ideas las más de las veces diversas a las ofrecidas por el señor, simplemente porque lo consideraba pertinente. Al término de la velada, la científica, quien me conoce desde los tiempos en que ella era profesora y yo alumna en la misma escuela primaria me dijo: Me dio gusto volver a verte pero más gusto me dio escucharte. Siempre agradeceré a esta gran mujer aquel gesto de solidaridad y reconocimiento, aunque, estoy segura, al santón no le hizo tanta gracia, después de todo para personas como ésta las mujeres sólo servimos para las tres K (cama, cocina y críos).

8 de marzo

Ayer se conmemoró en todo el mundo el Día Internacional de la Mujer, fecha que las mujeres debemos recordar no con festejos y flores, sino con actitud de lucha. Instaurada inicialmente por las sufragistas de principios del siglo XX, la fecha refiere a los hechos sangrientos en los que mujeres trabajadoras murieron en el contexto de la pelea por sus derechos laborales, refiere también a la demanda de igualdad y derechos civiles, al reconocimiento de los aportes que el segundo sexo, la mitad de la humanidad, ha procurado al desarrollo de las sociedades. Entre las actividades más relevantes destacó la realizada por el Congreso, el Círculo de Estudios de Género, el Grupo 8 de marzo y algunas otras organizaciones, donde se contó con la participación de la Dra. Clara Rojas, catedrática de la UACJ, que tuvo como tema central la figura de Simone de Beauvoir, la filósofa más relevante del feminismo. Clara Rojas habló sobre la necesidad de rescatar la visión filosófica que aporta el feminismo para la interpretación de una realidad, que aún hoy, no favorece el desarrollo igualitario de las mujeres. Aún en los ámbitos académicos, donde se supondría prevalecen relaciones más igualitarias entre los géneros, las mujeres deben adoptar el discurso de los varones para hacerse respetar: si hablan es que están locas, si callan es que no saben, si utilizan otra manera de discursar es que son improvisadas; de este modo la mujer es obligada a someterse o a empoderarse, lo primero implica una desvalorización, lo segundo la descalificación, en suma, se sea de una manera o de otra, siempre habrá denostación. Finalmente, la expositora recomienda retomar los círculos de reflexión originarios del feminismo para revisar y replantear el estado actual de la lucha por la equidad.

Una última reflexión por este día: Hoy por hoy, ser mujer y no morir en el intento es una proeza y por eso somos heroínas, cada una, de nuestra propia epopeya.

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